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Pentágono y Comando Sur pretenden frenar avances de movimientos sociales en la región


El Pentágono y el Comando Sur pretenden controlar militarmente la región latinoamericana y caribeña, para eventualmente ejecutar acciones que contengan las revoluciones y el avance de los movimientos sociales en América Latina, señaló el vicepresidente del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), Carolus Wimmer, este martes.
Su señalamiento lo hizo al ser entrevistado en Agenda Abierta, de Telesur, al referirse a la autorización que otorgó el Gobierno de Costa Rica para que Estados Unidos (EEUU) ampliara su ocupación con la introducción de mayores cantidades de armamento y soldados a suelo costarricense, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico.
En ese país, las fuerzas de ocupación estadounidenses han introducido 46 buques de guerra, entre ellos fragatas de 135 metros de largo, portaviones con mil 500 marines cada uno, y un buque hospital; 200 helicópteros artillados y varios aviones modernos de combate, todo esto con la autorización del gobierno de la presidente, Laura Chinchilla, y el Congreso costarricense.
Wimmer refirió que de parte de Costa Rica justifican la ocupación yanqui con el argumento de que estará dirigida a combatir el narcotráfico en al región.
No obstante, analistas internacionales como Jean-Guy Allard, Eva Golinger, Atilio Borón, entre otros, han considerado que las situaciones creadas por el negocio del narcotráfico en la región centroamericana y las fuerzas irregulares que en ello podrían estar implicadas no constituyen las motivaciones verdaderas para movilizar tal magnitud de tropas del Comando Sur estadounidense y comenzar a ocupar espacios en las costas del país.
Wimmer, quien es Secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Venezuela (PCV), sostuvo que un documento de la Fuerza Aérea de EEUU revela que la presencia militar era necesaria para poder efectuar operaciones militares de amplio espectro por todo el continente, por lo que la Fuerza Armada combatirá la constante amenaza que para ellos implican los gobiernos anti estadounidenses en la región, al hacer referencia a Venezuela, ecuador y Bolivia.
“De manera que El Pentágono y el Comando Sur no necesitan mentir en cuanto a su política militarista, que lo que busca es avanzar en su estrategia de militarización del continente Americano”, señaló.
El Congreso del país centroamericano, luego de un arduo debate entre las principales fuerzas políticas, terminó por autorizar el ingreso a territorio costarricense de buques militares del Comando Sur de Estados Unidos.
Según el diario La Nación, de Costa Rica, las embarcaciones miden 127 metros y tienen una capacidad, cada una, para unos 125 soldados y dos helicópteros; asimismo se incluyó el portaaviones USS Makin Island, de 258 metros, y capacidad para transportar a más de mil 500 marines.
Tales cifras hacen recordar la invasión de EEUU a la isla caribeña de Granada, en 1983, para frenar la revolución popular liderada por el primer ministro, Maurice Bishop.
Wimmer hizo la salvedad de que, como en otros casos de invasiones estadounidenses, el personal de EEUU podrá disfrutar en Costa Rica de libertad de movimiento y tiene derecho a realizar las actividades que considere “necesarias” en el “desempeño de su misión”.
El vicepresidente del Parlatino también consideró que son falsas las declaraciones del ministro de Seguridad de Costa Rica, José María Tijerino, quien ha sostenido que las tropas de ocupación estadounidenses están bajo su supervisión.
“Esto suena muy bien de la boca para afuera; es sólo para tranquilizar al pueblo costarricense, pero sabemos los constantes abusos y denuncias que se han dado con este tipo de operaciones, como ha ocurrido en Colombia o Paraguay, denuncias de violaciones de mujeres, niñas, por parte de soldados de EEUU, por ejemplo”, manifestó Wimmer.
Asimismo, refirió que hasta ahora, la base estadounidense más grande del mundo era la que está en Japón, que tiene 40 buques.
Sin embargo, ahora, la temporal base instalada en Costa Rica pasa a ser la más grande, ya que pose más de 40 fragatas estadounidenses.
“El Gobierno de Costa Rica ha señalado que esa ocupación será por seis meses. No obstante, a su vez, no se habla de que sea un plazo final. Es obvio que mientras la presidente de Costa Rica, Lura Chinchilla, y una mayoría en la asamblea Legislativa permanezca apoyando este acuerdo de ocupación con Estados Unidos, la ocupación se mantendrá y podría extenderse”, agregó Wimmer.
El recién estrenado Gobierno de la presidente de Costa Rica, Laura Chinchilla, mantiene su apoyo al convenio, pese al rechazo que ha tenido internamente y de la mayoría de los países de la región, al considerarse una acción que atenta contra la seguridad del sistema centroamericano.
Chinchilla, politóloga y con una Maestría en Políticas Públicas de la Universidad de Georgetown, EEUU, en el Gobierno anterior ocupó varios de los cargos oficiales hasta el de vicepresidente de la República, junto al entonces presidente, Oscar Arias, quienes periódicamente apoyaron la renovación del acuerdo con Estados Unidos.
La Asamblea Legislativa costarricense renovó el convenio de “vigilancia” conjunta Costa Rica-EEUU contra el narcotráfico en aguas costarricenses, para el período comprendido entre el 1 de julio y el 31 de diciembre de 2010, el cual ha sido renovado año tras año desde 2000.

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