En condiciones normales esta nota no saldría en
15 y Último, por la simple y única razón que se aleja mucho de la temática
económica que sesga los artículos aquí publicados. Sin embargo, sobre un tema
tan importante como éste se ha escrito tan poco serio e inteligente en el país,
que no dudamos un segundo en hacerlo. Esperamos lo disfruten pero sobre todo
que les sirva.
Carmen Lepage Peñalver.
La mayor de las peleas es
contra la televisión, contra joliwud, contra la industria publicitaria, contra
el consumo, contra las transnacionales que nos fabrican los chécheres, que nos
construyen los sueños, las imaginaciones de un nosotros mejor, de un nosotrxs
tuniao, de un nostrxs que se parezca lo más posible a eso que nos presentan
desde norteñas latitudes de la imbecilidad a la medida, pensada para la más
absoluta sumisión. También ese nosotrxs que se adapta a la imagen que desde
allá nos fabricaron de nosotrxs mismxs como “latinxs”. Eso que hace la
Colonización, sólo que con luces y fuegos artificiales. La pelea es contra una sociedad que no acepta
la libertad de elegir de cada quien. Que
considera peor las elecciones eróticas y de personalidad que la violencia de la
guerra. Con esa gente hay que tener mucho cuidado.
El matrimonio igualitario
hoy se vuelve producto de consumo, se vuelve agua tonificante de esta sociedad mundial
impresentable. La mariquera y tolerancia (esa palabrita tan elocuente en su
desprecio) como negocio pues y como alternativa electoral. Esa mariquera que horroriza
a las iglesias de todo pelo, a las escuelas de camisa por dentro y pantalones
largos y falditas en donde lo mejor es no aprender a pensar, el 20 puntos de la
competitividad, del ser aceptadx. La
Mariquera que horroriza a las derechas e izquierdas más “puras” y puritanas.
Que sí horroriza a los progre pero lo disimulan porque les conviene, son más
astutos y les gusta el porno “open mains”, a los progre que también dirigen
esta sociedad. Quienes hoy buscan negros
y mujeres para presidentxs, empresarixs chic y hablan mal de lo que ellxs
llaman política. La sociedad desdoblada en
su discurso, la puesta en escena. Es el juego “democrático” de las falsas
opciones. Esa pareciera ser la intención, la lógica de quienes desde la derecha
progre y sus derivados aprueban el matrimonio igualitario. Pero no es la lógica de quiénes se sienten
triunfadores luego de un largo camino de injusticias sociales en donde las
mujeres, lxs bisexuales, lxs maricxs y trans son los que más se someten al
escarnio público. El cinismo no es la
carta de quienes genuinamente se abre paso en esta sociedad pensándose con el
derecho a tener un hogar constituido , unas seguridades, garantías legales y
finalmente un reconociemiento de igualdad. Tampoco es la carta de lxs políticxs
que realmente se sesibilizan y entienden el tema como parte impresindible de la
lucha.SEGUIR LEYENDO
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