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Cuando cuesta demasiado orar




Un famoso científico estaba una mañana con sus manos puestas sobre su mesa de estudio y su cabeza inclinada a pocos centímetros de la mesa; hasta que por fin levantó su cabeza.

Un estudiante que había estado observándole, tan quieto, durante largo rato, le dijo: Pensaba que usted estaba orando.

-Así es dijo el científico, estaba diciéndole a Dios cosas muy lindas.

Así como necesitamos el aire o el agua para vivir, así de importante y necesaria es una vida de oración en el caminar del creyente, no podemos decir que le amamos y que es nuestro Padre si no pasamos tiempos de intimidad.

El rey David, descubrió el deleite que hay en la oración, por eso expresa estás palabras: “Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo».  Y mi corazón responde: «Aquí vengo, Señor».” Salmos 27: 8 (NTV) este verso refleja la intimidad que Dios tenía con David.

Todos sabemos del poder que hay en la oración, pero ¿Por qué es tan difícil hacerlo? Veamos algunas razones:

1.- El pecado.- Cuando un hijo cae en pecado lo menos que desea hacer en ese momento es buscar a Dios ya sea por vergüenza, temor o rabia contra sí mismo, cuando Adán y Eva pecaron se escondieron aun sabiendo que Dios los estaba viendo.

2.- Hay una lucha entre la carne y el espíritu.- Si bien hemos aceptado a Dios en el corazón, aún esta lucha es diaria, entre hacer lo bueno y lo que no es, el apóstol Pablo también tenía sus luchas por eso dijo: “Quiero hacer lo que es bueno, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero igual lo hago.” Romanos 7:19 (NTV).
Al enemigo (satanás) nunca le agradó o le agradará que estemos en contacto con Dios, por ello tratará de poner barreras, quizás en este momento estés pensando en tu vida espiritual y reconoces que te cuesta mucho orar, sientes flojera, cansancio, pesadez, etc. y que en ocasiones simplemente dejaste de hacerlo.

Hoy quiero animarte a esforzarte para orar, es un ingrediente importante y poderoso para ver la mano de Dios obrar. 


 






Judith Quisbert
   CVCLAVOZ

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