Debo
comenzar mi exposición con una frase histórica de nuestro Comandante Supremo
HUGO RAFAEL CHAVEZ FRIAS:
“Yo
tengo que jugar un papel en la dirección, obviamente, por un tiempo, no sé por cuánto tiempo. Uno trata de dar, de
desprenderse de casi todo y entregarse de lleno al pueblo”.
En los momentos en que
comenzó en el interior de mi alma a arder la llama revolucionaria, por allá por
los años 1986 – 1987, muchos de ustedes ya conocían, vivían y sentían en carne
propia esta llamarada inmensa de sueños, de utopías y de realidades que se
encierran en el concepto de “revolución” y que puede tocarnos, llegarnos de
muchas formas, a diferentes edades y en diversas circunstancias. A mí en lo
particular, ese halo de luz me tocó en Guanare, Estado Portuguesa, donde me
encontraba circunstancialmente por cuestiones de empleo militar, allí recién graduado,
soldado bisoño aun, llego a mis manos un libro, “LA MASACRE DE YUMARE”, de
manos de un viejo ex guerrillero de nombre ANTONIO GAMARRA, quizá conocido,
quizá olvidado.
Es en ese momento camaradas
llegaron a mi mente tantas interrogantes:
¿Qué impulsaba a estos compatriotas
(letrados, campesinos, estudiantes, gente de pueblo) a participar de la lucha
contra el estado de las cosas existentes?.
¿Por qué se imponía en ellos
y en otros tantos venezolanos como estado sublime de necesidad imperiosa hacer
de la lucha de clases, de la lucha armada, el vehículo para transformar la
sociedad?
¿Era la sociedad de entonces,
la que yo y mi generación soñábamos como heredad para nuestra descendencia y
para nuestro propio desarrollo?
¿Por qué estas personas
intentaban cambiar la sociedad sin exigir nada, poniendo a cambio sus propias
vidas particulares para el logro de un objetivo colectivo?
Manuel Bastidas Mora
SM/2da
(GNB)
- Personal -
En ese contexto y con
tamañas inquietudes me tocó recorrer una gran parte de la geografía campesina
de la Venezuela de esa época, Guanarito, La Capilla, Ospino, Turen, Chavasquen,
Biscucuy, Boconoito, Guaríco, Villa Nueva, Humocaro Alto, Humocaro Bajo,
Yaritagua, Pueblo Nuevo, Duaca, Aroa, Yumare y otros tantos caseríos, pueblos y
poblaciones de los Estados Lara, Portuguesa y Yaracuy, preñados de tantas
luchas, de tantos sufrimientos, bastiones de la Guerrilla de los años 60 y 70 y
que mantenían viva su historia de rebeldía, donde la historia no se había
transformado en fábula ni en leyenda si no al contrario, se encontraba
refulgente, despierta y plena aun en la mirada de niños desnutridos de nuestros
campos, en la mirada de los campesinos explotados por el terrateniente, de las
madres casi niñas, de los ancianos desdentados.
Fue precisamente por allí
que empezaron a aclararse mis dudas, a conseguir los porque a mis interrogantes
y así, en un momento cualquiera, tuve la dicha de conocer a otro viejo
guerrillero, jamás doblegado, jamás pacificado, para ese momento “solicitado”
por los órganos de seguridad, a quien le decían por apodo “el hombre de los mil
rostros” representante de una estirpe de familia mártir, de la que muchos de
sus parientes ofrendaron su vida por los ideales socialistas, caídos en manos
de los verdugos del pacto de punto fijo y solo reivindicados por la historia a
través de nuestro Comandante Chavez, su
nombre DIMAS PETIT. Seguro estoy que usted lo recuerda.
Supo el destino colocarme en
momentos trascendentales de la historia, no como dirigente, nunca lo he sido,
si no con el más glorioso de los grados y jerarquías, soldado, soldado
profesional pero soldado, soldado desconocido, soldado de la patria. Viví en
carne propia los sucesos más importantes de la historia reciente, de primera
mano, no me los contaron, los viví con el riesgo que supone vivirlos y con la
satisfacción de poder contar a mis hijos y a mis nietos tantas verdades y
tantas realidades limpias de todo género de fabulas gallardezcas impuras, sin
falsos heroísmos.
Viví la “coronación” de
Carlos Andrés Pérez siendo designado en la seguridad de las caravanas
presidenciales y pude ver muy de cerca a ese otro Gigante de América, líder de
los pueblos oprimidos, el Comandante FIDEL CASTRO RUZ.
Viví desde nuestra querida y
mártir Guarenas los primeros 2 días del levantamiento popular conocido como El
Sacudón, desde su inicio en el terminal de “Trapichito” hasta que me tuve que
incorporar a mi Unidad Militar de adscripción en Caracas.
Manuel
Bastidas Mora
SM/2da (GNB)
- Personal -
Viví el levantamiento
militar del 4 de Febrero siendo parte del Tribunal Militar Tercero de Primera
Instancia Permanente de Caracas. Conocí antes que muchos al líder genuino de la
Revolución Bolivariana, al Comandante (EJ) HUGO RAFAEL CHAVEZ FRIAS, no puedo
significar con palabras la emoción inmensa que sentí al saludarle y al ser
correspondido en el saludo y en la mirada de esperanza de ese ser supremo que
parecía a mis ojos no ser de este mundo. Conocí de igual forma a un gran número
de los jóvenes militares que le acompañaron en esa manifestación de rebeldía,
desde soldados, anónimos como yo, hasta sargentos, sub oficiales y oficiales.
Hable con muchos de ellos, me impresionó mucho la convicción en la acción y las
palabras del Teniente RONALD BLANCO LA CRUZ, a la postre Gobernador del Estado
Táchira y de quien siempre me he preguntado porque a la fecha se encuentra en
el anonimato siendo que sus hechos como soldado y como líder político lo
reivindican ante el pueblo como una importante pieza de la revolución.
Viví el levantamiento del 27
de Noviembre desde Caracas, aun cuando no participé en los sucesos por no ser
comisionada mi Unidad para tal fin.
Integraba como militar
activo el equipo de seguridad de la VICEPRESIDENCIA de la República, a cargo
del camarada DIOSDADO CABELLO durante los sucesos del 11 de Abril y
participamos activamente en las operaciones militares de restitución del orden
constitucional hasta el arribo victorioso al Palacio de Miraflores de nuestro
único líder indiscutido Comandante HUGO CHAVEZ.
Viví y actué militarmente
contra las guarimbas, la agresión de los medios de comunicación, de la
oligarquía y la clase media disociada en los paros petroleros, indefinidos, en
la siembra de paramilitares y toda esa artimaña de estrategias destinadas a
llevar a la sociedad al pasado oscuro cuarto republicano, hasta derrotarlas
militar y políticamente.
Ya para el año 2003 la
situación del país se enrumbaba definitivamente al afianzamiento de la
Revolución Bolivariana como doctrina política de práctica común para la
transformación del Estado, del hombre y de la sociedad, y es cuando decido
desincorporarme como militar activo de la FANB luego de permanecer en sus filas
por casi 18 años, para ese entonces nuestra gloriosa FANB había pasado de ser
una institución DEL PUEBLO CONTRA EL PUEBLO para convertirse definitivamente en
una Institución al servicio del pueblo y de los más altos intereses de la
Patria y del socialismo.
Manuel
Bastidas Mora
SM/2da (GNB)
- Personal -
Esa transformación no fue
fácil ni hubiese resultado posible sin el liderazgo de un hombre venido de sus
propias filas que supo como ninguno antes ni después, interpretar el corazón y
el sentimiento del soldado pueblo, del pueblo soldado. Esa transformación me
tocó vivirla y sentirla, amarla y apreciarla hasta hacer de ella mi modo de
vida y de acción diaria social y política.
Integré la Cuarta Avanzada
del Frente Francisco de Miranda de Trabajadores Sociales graduados en la
hermana República de Cuba y me alimenté de innumerables discursos, más que discursos,
clases magistrales, de los lideres FIDEL Y CHAVEZ, conocí y sentí los avances
de una sociedad enrumbada definitivamente por la vía del socialismo, su
generosidad, su entrega a la revolución y al espíritu internacionalista de
ayuda a los pueblos, compartí por un buen tiempo con su pueblo, viví con su
gente, (no en hoteles 5 estrellas, no como turista) en su pueblo, en sus casas,
en sus aulas de clases, con su gente, en sus luchas y en sus reivindicaciones,
en sus sufrimientos y en sus alegrías, en carne propia, en primera persona
pues. Allí me hice poeta, autodidacta o más bien influenciado por otros tantos
camaradas cubanos que ven en la poesía un arma de lucha revolucionaria. Escribí
y obtuve una mención honorifica en un evento llevado a cabo en la Escuela de
Trabajo Social de Villa Clara y desde entonces no he dejado la práctica de
llevar a las letras mis pensamientos y mis ideas, todas las mas inéditas. Allí camaradas entendí que la revolución
tiene que ser armada, de fusiles, de ideas, de valentía, de irreverencia, de
acción y lo más importante, de lealtad.
Y pasando por esos caminos
de la vida conocí a un grupo de jóvenes revolucionarios de nuestra ciudad,
liderados por un joven concejal, humilde, de pueblo, de mirada franca y trato
sincero. FREDDY ARMANDO RODRIGUEZ ALVARADO y su valioso equipo de hombres y
mujeres de a pie nos abrieron las puertas a un grupo de soñadores, ALEXIS MOTA,
mi persona y otros tantos que no menciono por no ofender a quienes pueda
olvidar en este momento y es cuando, para ese entonces, comenzó en mi la
transformación de la teoría en praxis, de llevar a la práctica cotidiana las
ideas por las que luchamos y por la que murieron tantos compatriotas, entre
otros los CAMARADAS MASACRADOS EN
YUMARE.
Manuel Bastidas Mora
SM/2da (GNB)
- Personal -
No dejare nunca de
agradecer, con humildad y lealtad, al camarada FREDDY y a nuestro equipo de
luchadores hermanos y camaradas haberme dado la confianza y la oportunidad de
ser útil en la conducción de los destinos de este heroico pueblo Guarenero. La
lealtad no es un objeto que se compra o se vende al mejor postor, la lealtad
encierra un compromiso sublime de amistad reciproca por encima de todo, y por
encima de todo, FREDDY ha sido, es y será MI AMIGO LEAL.
Reconozco ante la historia y
ante nuestro Pueblo que nos faltó mucho por hacer, pero seguro estoy que otros
camaradas culminarán la materialización de nuestros sueños, impulsados por la máxima
Bolivariana de llevar a nuestro pueblo la mayor suma de felicidad posible.
En lo adelante nos
corresponderá desde otras trincheras defender la revolución y sus más altos
intereses, allí estaré, allí estaremos, no por ambiciones egoístas, si no por
la necesidad espiritual, orgánica y vital de servir a la Patria, al Pueblo y al
Socialismo. La historia seguirá su curso y lo que quedó por hacer se hará. Hoy
podemos decir que en Guarenas la Revolución es y será indetenible por siempre y
para siempre.
Culmino con un pensamiento
de nuestro Libertador y Primer Soldado de la República SIMON BOLIVAR:
“Dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos
de la guerra, de la política y de las desgracias públicas,
preserva su honor intacto."
Gracias
camaradas, por su tiempo, por su atención y por su apoyo.
Hasta la
Victoria Siempre…
MANUEL
BASTIDAS MORA
SARGENTO MAYOR DE 2DA (GNB)
PRESIDENTE DE FUNDAGUARENAS
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