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CELAC, Toby Valderrama y los discursos que no escuchó Por: Eligio Damas

He defendido el derecho a la crítica porque me considero un hombre libre, poco dado a sujetarme a compromisos, difícil de adaptarse al fórceps de “la disciplina de partido”, mecanismo del cual, en buena medida, se valen las minorías organizados para imponerle sus opiniones a la mayoría desorganizada y hasta desprevenida y porque creo ser uno de esos hombres que usualmente hacen crítica con la mejor intención de ayudar. Porque callarse lo que uno cree está mal lo suelen hacer aquellos que guardan u ocultan fines o aspiraciones personales no propicias para ventilar. Además, cuando se oculta o no se hace al camarada responsable, observaciones pertinentes, pública o privadamente, según las posibilidades de cada quien, se actúa sin sentido de solidaridad y compromiso con aquél. Eso implica algo así como ¡déjalo que se hunda!



Pero pienso que la crítica debe estar bien fundamentada, tanto como para que uno no deje duda de la buena fe de lo que decimos frente a quienes sobre todo nos leen. No importa si el lector difiere de nuestras opiniones, pero uno debe ser cuidadoso en no despertar inconformidad o generar dudas o desconfianza por la no pertinencia de ellas.

Hace unos pocos días atrás me encontré con mi viejo amigo y compañero del MIR, Estanislao González. Hablamos largamente del presente, intercambiamos opiniones y como es natural entre quienes compartieron militancia y vicisitudes en el pasado, sobre eso también hablamos.

Pregunté a Estanislao si “Toby” Valderrama, a quien tanto mencionan, coautor de la columna Un Grano de Maíz, es el mismo gordito Toby, amigo mío de los tiempos juveniles y quien siendo profesor de ULA, solía enviarme saludos con él.

-“Es el mismo”, me respondió quien fuese por varios años presidente de la FCU, profesor de la universidad andina y luego presidente del CNE y viceministro del Poder Popular Para la Salud.

Hago referencia a lo anterior para dejar sentado que tengo motivos para considerar aún a Toby como un amigo y no me anima ninguna indisposición contra él. Aunque como dije en otra oportunidad, sus respetables opiniones me “parecen como demasiado rígidas, alejadas del mundo de lo concreto para mi gusto”. Además, no tengo compromisos especiales con nadie como para defender o atacar a ultranza nada y nadie, aunque en ello no crea o motivado por razones de índole personal.

Por las mismas razones, por saber parte de su historial y entrega, le considero un hombre lleno de profundas convicciones en favor de la revolución hacia el socialismo y contra el imperialismo. También creo tiene todo el derecho de emitir sus opiniones por los medios a su disposición, sobre todo si no le es posible hacerlo por conductos de otra naturaleza, de esos que se suelen llamar institucionales, que le garanticen ser escuchado por el auditorio que anhela.

Pero pienso que las críticas deben tener un mínimo de apego a la verdad y reconocimiento a los hechos. Porque de lo contrario, uno puede contribuir a crear desánimo y hasta generar innecesarias indisposiciones.

En artículo reciente aparecido en Aporrea.Org, bajo el título “La crisis mundial y el papel del chavismo”, el autor hace la siguiente afirmación, refiriéndose al actual momento histórico y la reunión del CELAC en La Habana:

-“No hay nadie que se levante, se suba a la mesa y grite: ¡Abajo el Capitalismo! ¡Hagamos los cambios necesarios para salvar a la humanidad!”

Al leer ese texto, me hice la siguiente pregunta:

“¿Habrá tenido oportunidad Toby de escuchar a los oradores todos y particularmente a Evo Morales y Pepe Mujica?”

Reflexioné de esa manera porque yo, un desocupado, viejo jubilado, sólo unos muy pocos años mayor que Toby, escuche a unos cuantos y particularmente a los dos hombres que mencioné arriba.

De manera particular, invito a quienes esto lean, que revisen el texto del discurso del presidente uruguayo. Claro, con el peso, los años del Pepe y la aparente debilidad de sus piernas, que podría derivarse de los rigores de la prisión, es imposible se subiese a la mesa y pusiese a gritar como carajito en medio de una multitud en una calle cualquiera: ¡abajo el capitalismo! Además. Porque Pepe es indudablemente muy lúcido y sensato para fijar sus posiciones revolucionarias sin acompañarse de gestos y palabras claves, tomadas de un viejo recetario, que para nada hacen falta.

En verdad, esos gestos histriónicos que reclama el Toby no fueron necesarios, porque la brillante pieza oratoria, aunque a alguien le luzca “pequeñoburguesa” por lo cuidadoso del lenguaje del Pepe, precisamente estuvo dedicada a denunciar lo que aquél reclama. Diría, con el debido respeto al viejo compañero de los tiempos de militantes, el Toby de la JPCV, yo del MIR, que la diferencia sólo es cosa de estilo y adecuado proceder según el tiempo, espacio y auditorio. Pepe si satisfizo a plenitud y hasta con belleza, la demanda del Toby. No era necesario ser tremendista ni caer en gestos que podrían gustar a un cierto público, pero que a nada conducirían y dejarían motivos para que la prensa burguesa se diese banquete, hasta montándose en las mesas.

Tampoco creo que el Pepe tuviese que bajar de nivel, ponerse gritón, para que aquel público le entendiese. Porque si al pueblo hacemos referencia, estamos nosotros, el Toby y la “guerrilla mediática”, para trasladarle el contenido de las palabras del ex jefe Tupamaro.

En ese escenario, se hablaba para Jefes de Estado y diplomáticos, y aunque a veces a uno no le guste, hay formalidades que respetar, como decir cosas más interesantes que el grito de una consigna propia de la calle y destinada a fines menores.

El Pepe habló del tema con profundidad y más consistencia que la de un grito sin esencia. Negar que en su discurso expusiera el drama de la condición humana en medio de un planeta que el capitalismo destruye, luce como injusto, sobre todo tratándose de un hombre con el historial del Toby Valderrama. Desconocer que el Pepe denunció la necesidad de cambiar el sistema y habló contra los patrones culturales y de consumo del capitalismo y llamó a un necesario cambio inmediato, pareciera propio de alguien quien no pudo escucharlo; pues me niego a pensar que hubo mezquindad en el Toby.

Terminaré diciendo que Nicolás Maduro también tocó con pertinencia y valentía el tema, pero prefiero no decir más nada que tenga que ver con el presidente venezolano porque temo desatar la furia de los vientos.

Por supuesto, estoy seguro que ninguno de nosotros esperaba que la declaración del CELAC llamase al socialismo y declarase a grito pelao “¡abajo el capitalismo!”. Menos que Pepe pudiese subirse a una mesa con agilidad y mantuviese el equilibrio. Pero como muchos de nosotros tenemos bastante de poetas y locos, tanto como el “Quijote”, no dejamos de soñar por un mundo que se amolde a lo que queremos y sea tal como lo forjamos en nuestras cabezas.

Pasa que como solía decir Joselo, en veces, los críticos, “criticamos sólo por criticá”. También que solemos tener la manía de imaginarnos lo que habrá de suceder y por esa seguridad, prepotencia o creencia que todo está escrito, no nos tomamos el trabajo de averiguar “como estuvo el día”.

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