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Earle Herrera: “La 5ta Feria del Libro es irreverente, y a mí me gusta lo irreverente”

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 Como un reconocimiento a su carrera literaria y periodística, la Alcaldía de Caracas a través de la Fundación para la Cultura y las Artes (Fundarte) organizadores de la V Feria del Libro de Caracas, hicieron de Earle Herrera, el homenajeado esta nueva edición. Su libro “La Magia de la Crónica”, se convirtió en la inspiración del género por excelencia de la ciudad, el que cuenta, el que vive, el que expresa a través de palabras, la genialidad de vivir en la “Caracas de los techos rojos” como la definiera un poeta.
 El reconocido ganador del Premio Nacional de Periodismo y otros galardones, es de la altura contemporánea de otros reconocidos cronistas de la ciudad tales como Enrique Bernardo Núñez, Arístides Rojas, Aníbal Nazoa, entre otros, a quienes el amor por la ciudad han llevado a dejar en letras el corazón de las comunidades y las vivencia de la caótica e inigualable Capital de Venezuela.

¿Qué opinión le merece ser el homenajeado de la 5ta edición de la Feria del Libro de Caracas?
 E.H: Me siento abrumado por un lado pero lo tomo con humor. Recuerdo que hace algunos años escribí una crónica llamada “La conspiración del homenaje” y ahora parece que hay una conspiración contra mí (risas). Por el otro lado es un honor y estoy muy orgulloso de que por mis libros la ciudad de Caracas me brinde un homenaje en el marco de su fiesta literaria más importante. Como diría mi maestro y amigo Aníbal Nazoa: trataré de estar a la altura de la circunstancia.


 Algunos afirman que la crónica es la línea fina entre el periodismo y la vida ¿Qué es la crónica para usted?
 E.H: Yo creo que más bien la crónica es la línea fina entre el periodismo y la vida pero sus fronteras son casi imposibles de precisar y definir. Lo de la línea fina me suena muy bien, pero es más como la historia del cabello que ataba un barco en un puerto, historia a la que debe su nombre la ciudad del Estado Carabobo. 
 La crónica es la necesidad del ser humano de contar su vida para perdurar. También es inherente a  las personas de todos los tiempos relatar lo que se ve y lo que se oye.
 Aquél que dijo que la gente no puede soportar mucha realidad y por eso busca la ficción y las invenciones tenía razón. Asimismo, tampoco puede soportar muchos asombros y por eso mismo tiene que compartir los impactos de la vida y la propia existencia. 
 El hombre y la mujer desde tiempos inmemoriales se reunían frente al fuego a contar historias. Eso lo seguimos haciendo solo que debatiendo frente en todos lados, incluso frente al televisor, aunque no estemos participando.

¿Cuál es la importancia de que las parroquias rescaten su historia?
 E.H: El cronista oficial desapareció. Aun cuando algunos municipios tengan esa figura del cronista de la ciudad, ese cronista no está en capacidad de contarnos Caracas, porque la misma lo desborda Esta no es la caracas del siglo XIX donde teníamos un cronista que iba registrando  lo que acontecía, eso ya es imposible.
 Es la crónica comunitaria, múltiple, la que puede irnos contando el pálpito diario de la ciudad. Los historiadores se encargan de la gran historia, de los grandes acontecimientos, pero esa historia menuda  y pequeña que nos va caracterizado como ciudadanos, como comuneros, esa es la que contaran los cronistas populares y silvestres. Y, entre todos ellos, dirán como es la ciudad en la que habitamos, la que vivimos y que nos desvive.

¿Cuáles son las cualidades que debe poseer un buen cronista?
 E.H Un cronista debe tener un buen oído como los músicos, para escuchar y grabar la historia de sus antepasados, de sus vecinos. Debe tener también, mucha curiosidad y aquel interés que lo llevará a registrarlo todo. 
 Debe relatar desde su estilo y forma de decir las cosas, el acontecer puro y variado de su paso por el mundo. 
 El cronista es lo que coloquialmente llaman un “cuentero”, el fabulador, el invencionero, porque no solo cuenta sino inventa, enriquece lo que se llama la literatura oral, que es la transmisión de las historias de generación en generación, y que va formando parte de ese imaginario colectivo. Es así como Hugo Chávez que inventó un caimán de 14 metros en la Arauca ¿ese caimán existe? ¿No existe? El caimán está allí, pero ¿tenía esas dimensiones? Puede ser en esa noche que relató se las haya visto. Puede ser que el miedo le haya hecho pensar que el caimán medía 14 metros. Él le llamaba "El patrullero".
 Son leyendas que deben transmitirse. Así fueron los primeros cronistas de los juglares de la Europa Antigua, que andaban de pueblo en pueblo, de villa en villa cantando las historias, y las cantaban en versos, porque era literatura oral y el verso les permitía grabar de manera más fácil.
 Así fueron nuestros copleros, los que cantaron Florentino y el diablo, por ejemplo. Todas esas leyendas de nuestros llanos, de nuestras selvas, de nuestros andes son los cuenteros y los cronistas.

¿Qué cronista comunitario se convirtió en su inspiración desde temprana edad?
 E.H: Mi inspiración fue mi abuelo, Isidro Torcuato Silva, coplero, que andaba por la Guayana y los llanos, montado a caballo con un cuatro, y cantando de pueblo cuentos de camino, de los llanos de los pueblos abiertos y el Orinoco.
  Yo lo escuchaba y a mí me provocaba cantar también, lo que me faltaba era tela, y la vivencia porque era un niño.

El periodismo actual radica en la oportunidad de la noticia y la veracidad ¿Cómo ayuda el rescate de la crónica a la humanización de la redacción mediática?

E.H: A mí me llamó la atención que alguien quisiera rescatar la crónica, pues al fin y al cabo es un género medio silvestre y humilde, sin pretensiones  académicas, no es la historia, el ensayo o la filosofía.
 En muchos casos para  descalificar a un académico se le dice que es un “cronista” para decir que no es un ensayista, un tratadista sino un “cuentero”. 
 El hecho de un género humilde la crónica se busque rescatar y poner en el centro de la feria literaria de una ciudad grande como es Caracas, no deja de ser una irreverencia; y a mí me gustan las irreverencias. 
 Yo aplaudo eso, porque ciertamente estamos yendo al rescate de todas aquellas voces, de la polifonía que dibuja una ciudad, en este caso la ciudad de Caracas, desde las distintas comunidades y desde distintas perspectivas y pinceladas.
 Esa Caracas que tú ves en Los Sin Techo es distinta a la Caracas que ves en la Plaza Diego Ibarra. Es otra la Caracas que ves en la Plaza candelaria con todos sus antepasados de gallegos y canarios, es otra la Caracas de Altamira. Y esa Caracas, solo se puede captar y plasmar a través de los distintos cronistas que están en esos lugares, cronistas espontáneos, contadores, fabuladores, que tienen su vivencia, y que juntos nos dicen esta Caracas es así, y hay que vivirla y disfrutarla.
 Eso fue lo que hicieron al fin y al cabo Enrique Bernardo Núñez, Aníbal y Aquiles Nazoa, Guillermo Meneses, contar la Caracas que se nos fue, y que siempre está llegando, y cada vez que llega es distinta, es la misma Caracas de los techos rojos, esos techos que aún quedan por allí.

¿Cuál es la expectativa que usted tiene para la nueva edición de esta feria del libro?
 E.H Creo que la gente la va a aceptar,  porque a la gente le gusta acercarse a donde hay irreverencia. Donde no hay protocolos, la gente deja de cohibirse y echa su cuento. Allí se van a conseguir con los cultores populares, con los que hacen teatro, con los titiriteros. Es una fiesta para todas las edades. Cuando decimos crónica, se entiende perfectamente que es el cuento, entonces quienes asistan van a ir y disfrutar de echar sus cuentos entre familia, que es lo que finalmente somos todos los caraqueños. 

Se ha desempeñado como periodista, cuentista, político, cronista, entre otros papeles ¿Qué le falta por hacer a Earle Herrera?
 E.H: Me falta hacer todo. Quisiera escribir una frase que nadie olvidara y eso no lo he logrado todavía. Hay un campo en el cual tampoco he incursionado como lo es la novela; mejor dicho, si he incursionando pero los resultados no han sido satisfactorios. 
 Hay una novela que escribí y cometí un “novelicidio” porque la destruí, así que no existe ningún testimonio del desastre que hice allí (risas). Por supuesto mantendré esa inquietud como un reto latente. Al fin y al cabo, quizás cuando uno escribe cuentos, está escribiendo muchas novelas; se trata de desarrollarlas. Trataré de iniciar un nuevo intento más adelante. 

¿Cuál sería una crónica perfecta de la Caracas de hoy en día?
 E.H Yo hago una crónica todos los días y armo una perspectiva de lo que veo.
 Un día la política, otro día un accidente, luego una fiesta. Pero a esa Caracas hay que quererla así. No es que sea una corcha de retazos, es Caracas, en sus distintas expresiones con sus múltiples voces y perspectivas que hacen la esencia de la ciudad. 
 Más allá de los avisos de neón  y las pantallas de televisión, es la caracas humana, aquella Caracas que respira que uno ve en la arepera, en el tránsito, en una parada y que la ves los fines de semana en la Guaira o en el Junquito. ¡Esa es Caracas! 

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