"El señor Noriega ha muerto esta noche", aseveró el secretario de Estado de Comunicación, Manuel Domínguez.
Noriega se encontraba en estado grave desde marzo del año presente tras dos operaciones, la primera para extirpar un tumor benigno en el cerebro, la segunda, debido a una hemorragia.
En 1990 Noriega fue detenido durante la invasión de EEUU a Panamá, y en 1992 fue condenado por extorsión y sobornos.
Manuel Noriega fue un militar que ascendió la cima a la sombra de Omar Torrijos, y posteriormente, con apoyo de la CIA, asumió el poder en Panamá, sumiendo al país en una dictadura que se extendió de 1983 a 1989.
El hombre que provocó la invasión estadounidense a Panamá
El bombardeo, simultáneo en casi todos los objetivos militares de aquel país, provocó numerosas muertes entre uniformados y civiles, en especial, en el barrio pobre de Chorrillo, donde Noriega era venerado.
Bush dio órdenes a sus oficiales de perseguir por tierra, aire y mar a Noriega, quien se dio a la fuga y en su huída se escondió primero en la casa de su amante, Vicky Amado, y el 24 de diciembre se trasladó a la Nunciatura Apostólica a la espera de contar con la protección del Nuncio, Sebastián Laboa.
Para sacarlo de ese lugar, los estadounidenses recurrieron a una infalible táctica de guerra psicológica: Pusieron música heavy metal a todo volumen a través de altavoces gigantes durante tres días, situación que hizo desistir al Nuncio de seguir protegiendo al fugitivo.
Entonces, Noriega se entregó y fue llevado a Estados Unidos, país en el que se le encuentró culpable de estar relacionado con el cártel de Medellín, por lo que se le condenó a 40 años en 1992.
El 26 de abril del 2010, Hillary Clinton -a la sazón, Secretaria de Estado de los Estados Unidos- aprobó la extradición de Noriega a Francia, país que lo reclama y condenó a siete años de prisión por blanqueo de dinero del narcotráfico.
Fue recluido en la cárcel parisina de La Santé hasta que fue extraditado nuevamente, esta vez a su Panamá natal, a donde regresó el domingo 11 de diciembre del 2011.
Allí fue condenado a 60 años de cárcel por los homicidios de varios opositores, entre ellos, el exguerrillero antisandinista Hugo Spadafora. Los abogados del sátrapa –encabezados por su hija mayor, Lorena Noriega-, buscaron siempre el beneficio de “casa por cárcel”.
No le alcanzó, pues la salud se complicó en los últimos días. Este 7 de marzo fue llevado al hospital público Santo Tomás de la capital canalera, donde fue operado de emergencia por un tumor cerebral.
Pocas horas después de la cirugía, debió volver a la sala de operaciones, donde ingresó en estado crítico.
Con su muerte se cierra una faceta muy complicada para la historia de Panamá, un país que es considerada una “República frustrada”, dado que surgió tras la separación de Colombia el 3 de noviembre de 1903, un proceso patrocinado y dirigido por Estados Unidos, nación que a partir de la independencia ejerció gran influencia en la vida política de Panamá, con pocos lapsos de “rebeldía”, como el que encabezó Noriega.
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