Un 04 de octubre de 1982, en horas de la mañana, cuatro aviones Bronco de la Fuerza Aérea de Venezuela (FAV), sobrevuelan los cielos de la zona de Cantaura, región ubicada en el estado oriental de Anzoátegui. Otros 1.500 efectivos del Ejército y la Disip, operaban en tierra con la finalidad de cercar a los componentes del Frente “Américo Silva”, relacionado con el grupo de izquierda “Bandera Roja”.
Durante esta operación, considerada como una masacre por historiadores y organizaciones de los Derechos Humanos, 23 integrantes de esta organización política perecieron, muchos de ellos, según testimonios de los sobrevivientes e informes de la Patología Forense, fueron hechos prisioneros y asesinados por las fuerzas de seguridad de la IV República.
Este hecho fue interpretado por los analistas como una prueba de que las estructuras del poder burgués no permitirían el surgimiento de movimientos populares que pudiera alterar el status quo impuesto desde 1958, por las organizaciones políticas que secuestraron la democracia venezolana a favor de una minoría.
Las víctimas de esta salvaje represión por parte de los cuerpos de seguridad y de inteligencia de la pasada democracia oligárquica, dieron como resultado 23 muertos y 22 sobrevivientes. Entre los fallecidos se encontraban: Roberto Antonio Rincón Cabrera, Enrique José Márquez, Emperatriz Guzmán Cordero, Sor Fanny Alfonzo Salazar, Carlos Jesús Arzola Hernández, José Miguel Núñez, Mauricio Tejada, Carmen Rosa García, Ildemar Lorenzo Morillo. Carlos Alberto Sambrano Mira, María Luisa Estévez Arranz, Antonio María Echegarreta Hernández, Beatriz del Carmen Jiménez, Baudilio Valdemar Herrera Veracierta, Jorge Luis Becerra Navarro, Eumennedis Ysoida Gutiérrez Rojas, Diego Alfredo Alfonso Carrasquel, Luís José Gómez, Eusebio Martel Daza, Rubén Alfredo Castro Batista, Nelson Antonio Pacín Collaso, Julio César Farías Mejías y José Ysidro Zerpa Colina.
Durante esta operación, considerada como una masacre por historiadores y organizaciones de los Derechos Humanos, 23 integrantes de esta organización política perecieron, muchos de ellos, según testimonios de los sobrevivientes e informes de la Patología Forense, fueron hechos prisioneros y asesinados por las fuerzas de seguridad de la IV República.
Este hecho fue interpretado por los analistas como una prueba de que las estructuras del poder burgués no permitirían el surgimiento de movimientos populares que pudiera alterar el status quo impuesto desde 1958, por las organizaciones políticas que secuestraron la democracia venezolana a favor de una minoría.
Las víctimas de esta salvaje represión por parte de los cuerpos de seguridad y de inteligencia de la pasada democracia oligárquica, dieron como resultado 23 muertos y 22 sobrevivientes. Entre los fallecidos se encontraban: Roberto Antonio Rincón Cabrera, Enrique José Márquez, Emperatriz Guzmán Cordero, Sor Fanny Alfonzo Salazar, Carlos Jesús Arzola Hernández, José Miguel Núñez, Mauricio Tejada, Carmen Rosa García, Ildemar Lorenzo Morillo. Carlos Alberto Sambrano Mira, María Luisa Estévez Arranz, Antonio María Echegarreta Hernández, Beatriz del Carmen Jiménez, Baudilio Valdemar Herrera Veracierta, Jorge Luis Becerra Navarro, Eumennedis Ysoida Gutiérrez Rojas, Diego Alfredo Alfonso Carrasquel, Luís José Gómez, Eusebio Martel Daza, Rubén Alfredo Castro Batista, Nelson Antonio Pacín Collaso, Julio César Farías Mejías y José Ysidro Zerpa Colina.
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