Mientras la exitosa reunión de la CELAC en La Habana confirmaba el legado del genio visionario de Hugo Chávez en cuanto a la construcción de la Patria Grande, los atarantados que siguen de manera incondicional a la ultraderecha se desatan en improperios y campañas bajas contra todo lo que signifique valores patrios.
La fábrica de rumores y denuestos lo tienen establecido en los medios impresos, radiales y en las redes sociales, donde los resentidos de la clase media se empeñan inútilmente en desmontar y banalizar a nuestros Padres Libertadores, a nuestros antepasados indígenas, a las luchas sociales que durante más de quinientos años ha sostenido nuestro Pueblo. Por supuesto que hacen grandes esfuerzos por complacer al capital foráneo pero los amos del norte siempre los miran de reojo y con desprecio.
Como la agenda política de este año no contempla ningún proceso de votación aprovechan el reposo electoral y el contexto de la guerra económica para embestir a la militancia del PSUV, a los integrantes del Gran Polo Patriótico y apuntando selectivamente a los cuadros revolucionarios con una campaña de ablandamiento psicológico que pretende resquebrajar los pilares ideológicos y morales de quienes creemos en el socialismo como dignificación del ser humano.
Un repaso a los acontecimientos de los últimos días nos permite ubicar los dardos malignos que dispara en este momento la derecha: El chistecito del maracucho, un supuesto maracucho con un lenguaje soez sueña con ser un incondicional de Obama y recibir los favores del capitalismo porque ni Simón Bolívar, ni Rafael Urdaneta, ni los chavistas, le han resuelto el problema del abastecimiento. Esta pieza publicitaria forma parte de la campaña que ellos denominan” contra la Patria”, herramienta comunicacional que baila pegada con la guerra económica.
Una frase resume esa campaña: Ante cualquier comentario acerca de la conducta impropia de los especuladores, del goteo de artículos de la dieta diaria, de las movidas del dólar y de las medidas económicas del gobierno de Nicolás Maduro, repiten como loros en automático: “ no querían patria?, Ahí tienen pues”; el nombramiento de Winston Vallenilla en la presidencia de TVES ha desatado un linchamiento moral contra el animador comunicacional que develo la miseria espiritual de un hijo de un cantante adeco y también de una animadora de radio y tv, desdoblados ambos en tristes servidores del inefable Granier, personaje a quien el Comandante Infinito supo poner en su lugar, es decir, en el basurero de la historia.
Otro tema que mueven para engatusar a sus aliados externos es el de la supuesta escasez de bobinas de papel para los medios impresos. Un estudio preliminar de la AN revela un sinfín de trácalas vinculadas al negocio del papel prensa como, reventa de cuotas de bobinas en dólares pagados en cuentas en monedas extrajeras que mantienen los grandes medios impresos en el exterior, ninguno a los modestos empresarios de provincia con prácticas que se alejan de las buenas costumbres y la solidaridad gremial. Todo un poema a los chanchullos y enmarcado en lo que el pueblo ha dado por llamar “la libertad de presión”.
La respuesta del movimiento popular debe ser inmediata, que permita desenmascarar a los farsantes de oficio a los habitantes del país portátil que fabricaron los antivenezolanos de la IV república.
La fábrica de rumores y denuestos lo tienen establecido en los medios impresos, radiales y en las redes sociales, donde los resentidos de la clase media se empeñan inútilmente en desmontar y banalizar a nuestros Padres Libertadores, a nuestros antepasados indígenas, a las luchas sociales que durante más de quinientos años ha sostenido nuestro Pueblo. Por supuesto que hacen grandes esfuerzos por complacer al capital foráneo pero los amos del norte siempre los miran de reojo y con desprecio.
Como la agenda política de este año no contempla ningún proceso de votación aprovechan el reposo electoral y el contexto de la guerra económica para embestir a la militancia del PSUV, a los integrantes del Gran Polo Patriótico y apuntando selectivamente a los cuadros revolucionarios con una campaña de ablandamiento psicológico que pretende resquebrajar los pilares ideológicos y morales de quienes creemos en el socialismo como dignificación del ser humano.
Un repaso a los acontecimientos de los últimos días nos permite ubicar los dardos malignos que dispara en este momento la derecha: El chistecito del maracucho, un supuesto maracucho con un lenguaje soez sueña con ser un incondicional de Obama y recibir los favores del capitalismo porque ni Simón Bolívar, ni Rafael Urdaneta, ni los chavistas, le han resuelto el problema del abastecimiento. Esta pieza publicitaria forma parte de la campaña que ellos denominan” contra la Patria”, herramienta comunicacional que baila pegada con la guerra económica.
Una frase resume esa campaña: Ante cualquier comentario acerca de la conducta impropia de los especuladores, del goteo de artículos de la dieta diaria, de las movidas del dólar y de las medidas económicas del gobierno de Nicolás Maduro, repiten como loros en automático: “ no querían patria?, Ahí tienen pues”; el nombramiento de Winston Vallenilla en la presidencia de TVES ha desatado un linchamiento moral contra el animador comunicacional que develo la miseria espiritual de un hijo de un cantante adeco y también de una animadora de radio y tv, desdoblados ambos en tristes servidores del inefable Granier, personaje a quien el Comandante Infinito supo poner en su lugar, es decir, en el basurero de la historia.
Otro tema que mueven para engatusar a sus aliados externos es el de la supuesta escasez de bobinas de papel para los medios impresos. Un estudio preliminar de la AN revela un sinfín de trácalas vinculadas al negocio del papel prensa como, reventa de cuotas de bobinas en dólares pagados en cuentas en monedas extrajeras que mantienen los grandes medios impresos en el exterior, ninguno a los modestos empresarios de provincia con prácticas que se alejan de las buenas costumbres y la solidaridad gremial. Todo un poema a los chanchullos y enmarcado en lo que el pueblo ha dado por llamar “la libertad de presión”.
La respuesta del movimiento popular debe ser inmediata, que permita desenmascarar a los farsantes de oficio a los habitantes del país portátil que fabricaron los antivenezolanos de la IV república.
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