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¿Fracasó el socialismo? Por: Adán Chávez Frías

El capitalismo es de naturaleza violenta. La burguesía es despiadada en el despojo y en la forma de proteger sus intereses económicos, lo sentimos a diario en la guerra de mafias y comercio con la que pretenden someter  a nuestro pueblo. Y es gracias a la acción oportuna, eficiente y eficaz del Gobierno Bolivariano y Socialista,  que hemos podido frenar con éxito el contrabando, la usura, la especulación y el acaparamiento que atenta contra el bolsillo de todas las capas sociales; porque esta guerra económica no distingue entre la clase media y las clases populares, su objetivo es dañarnos a todas y a todos por igual.


Gracias a los proyectos de liberación nacional puestos en marcha en América Latina, la situación respecto a la crisis capitalista en general es diferente que en Europa y en los mismos Estados Unidos de Norteamérica,  porque aquí efectivamente  no se han producido despidos masivos, ni se le han quitado las casas a la gente porque no pueden pagar una hipoteca, ni se han dejado de pagar salarios, pensiones o jubilaciones.

Por el contrario, los países que han emprendido proyectos socialistas en la región, como la Venezuela Bolivariana y Chavista, son los únicos en el mundo que en este momento tienen planes de gobierno centrados en mantener  y elevar la calidad de vida de la gente y en derrotar la pobreza, el hambre, la miseria, la falta de atención sanitaria, la deserción escolar, entre otros flagelos propios del sistema capitalista.

Vemos que en países capitalistas, antes considerados como “primer mundo”, las consecuencias del capitalismo son nefastas para las mayorías. La UNICEF en España, indicó ayer que 1 de 4 niños españoles vive por debajo del umbral de la pobreza;  en Portugal, según cifras del 2013, el desempleo estaba en 15%  y se incrementó el número de personas que viven literalmente en las calles. En EE.UU, no queda nada del sueño americano: en informe publicado por el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, en 2012, (y esta cifra ha debido aumentar con el agravamiento de la crisis política y social) 49, 7 millones de norteamericanos vivían por debajo de la línea de la pobreza, incluyendo a 13,4 millones de niñas y niños, en especial, afrodescendientes y latinos. Esto sólo por mencionar tres ejemplos, pero en  toda la zona de influencia del neoliberalismo, la población sufre de estos y otros males peores.

Esa realidad contrasta con lo que vemos en nuestro Socialismo Bolivariano en construcción. En apenas tres lustros, hemos recibido el reconocimiento de  la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2013, por haber logrado los objetivos del Reto de Hambre Cero y por reducir a la mitad, el número de personas desnutridas desde 1996.

La  Venezuela Bolivariana , Socialista y Chavista, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), entre 1996 y 1999, los indicadores de pobreza en el país superaban 66%, con 10,8% de pobreza extrema; la  primera fue reducida a 19,6% , y la segunda a 5,5% al 2013, gracias a los programas sociales de la Revolución.

En 15 años, la inversión social del Gobierno Bolivariano ascendió a 623.508 millones de dólares desde 1999. Somos el país suramericano que asigna el mayor porcentaje, 64%, del Producto Interno Bruto (PIB) a programas de salud, deportes, seguridad social y alimentación.

Y es que la mejor manera de mostrar los avances de la Revolución es con las matemáticas, como nos sigue recordando el Comandante Eterno, debemos continuar divulgando por todas las vías posibles, cuántas escuelas  han sido construidas, cuántas vidas  han sido salvadas en nuestros CDI; cuántas toneladas de comida se han vendido a precios solidarios  a través de Mercal y Pdval;  cuánto ha mejorado la vida de los sectores, antes  excluidos, en estos  años de Revolución. Allí, en esas cifras, está demostrado el éxito y la vigencia del Socialismo Bolivariano que nos propuso nuestro Comandante Supremo en el Plan de la Patria.

Por cierto que este lunes 20 de octubre, se cumplieron 2 años del histórico Consejo de Ministros conocido como el Golpe de Timón, donde el Comandante Chávez nos dejó para siempre las instrucciones necesarias para fortalecer el compromiso con la Patria y consolidar definitivamente nuestra libertad y soberanía.

Y en ese sentido de fortalecer ese giro estratégico, ese Golpe de Timón, es que el camarada presidente Nicolás Maduro, lanzó las cinco revoluciones para acelerar la marcha hacia el Socialismo Bolivariano y hacia nuestra definitiva liberación nacional. ¡Independencia o Nada! ¡Comuna o Nada! Nos dijo entonces el Comandante Chávez. Y lo continúa gritando a los cuatro vientos.

Estamos en  una coyuntura histórica que nos demanda la máxima exigencia para avanzar en este camino que sigue siendo muy difícil, porque el enemigo, la contrarrevolución no cesa en su empeño de destruirnos.

Pero como ya lo hemos demostrado, la única garantía de paz y estabilidad para el país, es el Socialismo, que no es otra cosa que el poder transferido a las manos del pueblo y las comunidades organizadas; que es la práctica de los valores de solidaridad, humanismo y bienestar colectivo.

El gran reto ahora es lograr la red, la telaraña socialista, como la llamó nuestro líder histórico. En esa articulación, debemos integrar la gestión política y la de gobierno, la sinergia de todas las instituciones, con la visión geoestratégica correspondiente.

Hemos logrado grandes avances, eso es indudable y es palpable. Pero si estuviésemos más articulados en todos los niveles, seríamos más eficientes. No podemos negar que existen todavía casos donde tenemos debilidades, donde hay corrupción en algunas empresas del Estado, en algunas instituciones; donde hay negligencia, burocratismo, poca efectividad. Pero eso no significa que hemos fracasado. Recordemos que estamos luchando contra el monstruo heredado de la Cuarta República: el viejo estado burgués.

Por ello, debemos permanentemente recalcar y recordar los logros de la Revolución Bolivariana, difundir su ideología, el Árbol de las Tres Raíces, la cuarta raíz integradora aprobada por el III Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que es el pensamiento y la acción de Hugo Chávez, reconocido como el Libertador de esta nueva época.

Con ese legado de Chávez, articulamos entonces  el Golpe de Timón con el Salto Adelante, para proseguir edificando nuestro socialismo. En este nuevo Salto Adelante, con sus 5 Revoluciones, trabajamos en la consolidación de un nuevo modelo económico que ya tiene grandes avances, pero también algunas debilidades;  y de allí la necesidad de acelerar la marcha y terminar de lograr nuestra independencia económica.

Es enorme la  tarea: terminar de  desmontar el viejo modelo capitalista y avanzar en la construcción del modelo económico productivo socialista y de la soberanía agroalimentaria. Tenemos plena independencia y soberanía política, que nadie lo dude, pero seguimos luchando fuertemente por la definitiva independencia económica.

En esa batalla, ponemos en marcha una gestión política y de gobierno, no  para explotar a los demás, o  para usufructuar cuotas de poder o apetencias individualistas, sino para el bienestar colectivo.

Tenemos la enorme responsabilidad de cumplir por mandato del pueblo y de la organización a la que pertenecemos, con el objetivo de alcanzar la mayor suma de felicidad para el pueblo.

En esa búsqueda, llegó el momento de asumir el compromiso con lo que haga falta,  hasta dejar el pellejo si es necesario; la Revolución no se hace de lunes a viernes, ni con pañitos de aguas tibias, se hace dejando y dándolo todo por el proyecto en el que creemos .

Porque estamos en un momento difícil y complejo. No hay que subestimar nunca al enemigo, a esta oligarquía y burguesía apátrida, a la ultraderecha financiada por Washington. Es casi imposible que nuestro avance socialista pueda retroceder,  pero el enemigo tratará de frenarnos usando cualquier método: el terrorismo, la violencia, el asesinato político. Por eso no podemos descuidarnos; ese enemigo es todavía muy poderoso y debemos llamar a la entereza, al mayor compromiso  y a  tener siempre presente al Comandante  Eterno, como ejemplo vivo del pensamiento y la acción para la construcción socialista.

Cuando alguien sienta que duda, que flaquea, que tiene algún desencuentro con el proceso revolucionario,  que piense en el Comandante Presidente Hugo Chávez,  en su ejemplo, en su dedicación, en su amor al pueblo y a la Patria. Y créanlo, es el mejor aliciente para retomar fuerzas y seguir adelante.

Es muy difícil que alguno de nosotros llegue  a ser como Chávez, porque él es un gigante; uno de esos líderes que surgen cada cien años,  cuando despiertan los pueblos; pero en colectivo,  todos y todas juntos y juntas, con la conciencia del deber social, unidos con el corazón de la patria,  seremos como Chávez. El llamado es a no confiarnos,  a no descuidarnos, el futuro es nuestro y está en nuestras manos; vamos compatriotas, a fortalecer la vanguardia revolucionaria, a ser más eficientes en la gestión de gobierno y en la gestión política bajo la indiscutible dirección de Chávez, como líder espiritual e ideológico de esta Revolución. Vamos, con paso firme y marcha redoblada, a avanzar en el camino de la verdadera liberación. Vamos a alcanzar el punto de no retorno de esta Revolución Socialista Bolivariana. Digamos, junto con Rosa Luxemburgo y con  Hugo Chávez:

¡Socialismo o Barbarie!

¡Comuna o Nada!

¡Viva Chávez!

¡Viva Maduro!

¡Viva la Patria!

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