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Sin crítica y autocrítica no hay revolución

Crítica a la Crítica DE LA ECONOMIA POLÍTICA (1859) es un conocido escrito de Carlos Marx, que sirvió en dossier para la posterior elaboración de su obra cumbre: EL CAPITAL. Como profundo pensador, Marx entendió que tenía que examinar y derribar las falsedades de “la economía política”, que es el cuartel donde se atrinchera el capitalismo. Fue un CRÍTICO ácido. La revolución industrial y la expansión del colonialismo habían vitalizado al capitalismo. En 1848 en su MANIFIESTO, hace una CRITÍCA HISTÓRICA AL SISTEMA CAPITALISTA, y anuncia la posibilidad de la lucha insurreccional. Luego CRITÍCA al “socialismo utópico” (Proudhon, Fourier, Saint Simón, Owen) por haberse quedado en quimeras. Posteriormente CRITÍCA a los economistas clásicos (Quesnay, Smith, Ricardo), defensores del capitalismo. En 1864, funda la I Internacional, para aglutinar a la clase trabajadora, dotándola de la CRÍTICA contenida en el materialismo histórico. En 1871, ocurre la derrota popular de La COMUNA DE PARÍS, que debilitó el movimiento de los trabajadores, pero inspiro a Marx sobre “La dictadura del proletariado”, que sería la plena democracia de las mayorías. Marx los CRITICÓ, por haber querido: “tomar el cielo por asalto”.


Esta derrota de los trabajadores, fue aprovechada por los socialdemócratas, ya renegados y reformistas del marxismo, para ofertar la vía electoral y no la lucha de clases. En 1875, con su “Crítica al Programa de Gotha”, Marx CRITÍCA a los socialdemócratas, pérfidos agentes del capital, que abandonan la revolución por la reforma, que afirman que la evolución conducirá a la transformación del capitalismo en socialismo, así, terminan apoyando las burguesías nacionales y las guerras inter imperialistas. En Alemania quedaba servida la mesa para la llegada del fascismo. Posteriormente, los socialdemócratas, impulsan el “Estado de bienestar” que facilita el avance de la democracia burguesa representativa.

Marx intuye y corrobora que hay dos mundos: el de la realidad y el de la apariencia. Llega A LA REALIDAD, develando (CRÍTICA) el manto que cubría el ocultamiento hegeliano de LA FALSA REALIDAD, O EL MUNDO DE LA APARIENCIA. “Mundo al revés” diría Galeano. Hegel percibía la realidad, con “la cabeza hacia abajo y los pies hacia arriba,” inversión encubierta con elementos religiosos, con una dialéctica metafísica, y un respaldo al Estado burgués. La IDEA platónica expresada en el espíritu absoluto, es decir en Dios, como causa y consecuencia de la historia. Marx procede a buscar (CRÍTICA) “la filosofía de la praxis” en el ámbito de la política, descubre (CRÍTICA), que la realidad está oculta; un poderoso entretejido construido con la ideología irá penetrando absolutamente toda nuestra vida, nos impone una falsa realidad, para justificar la dominación del capital, captando (CRÍTICA) Marx, que toda ideología es contrarrevolucionaria. Es un error, por cierto muy frecuente, hablar de “consciencia ideológica”, “ideología revolucionaria”, “talleres ideológicos revolucionarios”, “Escuela de Formación ideológica”. Toda ideología está concebida para controlar, dominar y reproducir el sistema imperante, haciendo que “el sujeto se vuelva objeto y el objeto sujeto”. Todo el oprobio queda naturalizado, legitimado y legalizado por el Estado burgués, que es su columna vertebral. Lo opuesto a la ideología es la lucha de clases, que es teoría-práctica, CRÍTICA REVOLUCIONARIA CREADORA.
El famoso pensador español nada marxista José Ortega y Gasset, afirmó que: “nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables son las más sospechosas” (CRÍTICA). Claro, nuestras convicciones no pueden ser ciegas, eternas, impulsivas, emocionales indemostrables o incondicionales, requieren siempre de la crítica como manera de inquirirla, para confirmar demostrar o abandonar su cobijo.

Lenin (Vladimir Ulianov), en su permanente trabajo de darle organicidad al marxismo, señaló la necesidad de que la teoría y la práctica revolucionaria marchen unidas (CRÍTICA). No tuvo Lenin la oportunidad de leer importantes obras de Marx, pues se publicaron después de su muerte acaecida en 1924. Seguidor de Engels, fue atraído por el hegelianismo. Advierte que la CRÍTICA y la AUTO CRÍTICA, permiten la asepsia revolucionaria para evitar errores, que pongan en severo peligro a la revolución. Lenin fue un revolucionario CRÍTICO, creyente de una democracia verdaderamente popular, que era para él: “La dictadura del proletariado”. Hegelianamente creyó en la transición del capitalismo al socialismo.

Trotsky (Lev Davidovich Bronstein) toma de Marx “la Revolución Permanente”, adecuada para un país “atrasado” como Rusia. El proletariado ruso debería unirse al proletariado de los países más avanzados de Europa. Los Instó a la construcción del socialismo. Puso en duda “El centralismo democrático de Lenin”, por su heterogeneidad, al final “el centralismo” estalinista, se impuso a la añorada “democracia obrera”. Avistó como la internacionalización del capital, termina por controlar a los Estados-Nacionales. Denunció la perversa tesis stalinistas de “el socialismo en un solo país”. Repudió el oportunismo político. Todos los Partidos Comunistas del mundo, quedaron sometidos al de Moscú. Denunció y enfrentó el burocratismo y la corrupción, pagando con su vida todo este atrevimiento profundamente CRÍTICO. El estalinismo respondió a los CRÍTICOS Y A SUS CRÍTICAS, con la cárcel, el exilio o el cementerio. Setenta años después este terrible Estado burocrático represivo se derrumbó y nadie salió a defenderlo. Jamás hubo allí socialismo.

Rosa Luxemburgo la inolvidable polaco-alemana, que luchó con todas sus fuerzas, por desenmascarar (CRÍTICA) el revisionismo perverso y la perfidia teórica de los socialdemócratas, que ayer como hoy siguen siendo aliados genuflexos del capitalismo, y mitómanos compulsivos despreciables. “Reforma o revolución” fue su grito de guerra. Solo cambios gatopardianos proponían los socialdemócratas. Rosa Muere asesinada por orden de los esbirros socialdemócratas. La Rosa Roja (CRÍTICA) que tanto recordamos.
Antonio Gramsci. Había que “impedir que ese cerebro funcione durante veinte años”. (EL JUEZ). Gramsci, puso en duda (CRÍTICA) algunos elementos teóricos adjudicados al marxismo y profundizó en la organicidad del marxismo iniciado por Lenin. Con el Estado burgués, el capital mantiene su dominio y hasta “llega a obtener el consenso activo de los gobernados”. Su “hegemonía”, es la unidad política, práctica y moral, de los explotados.

Cuando la “hegemonía” de la clase opresora, se siente seriamente en peligro, se hace “orgánica”, y si la izquierda no ocupa su papel histórico, se puede llegar al fascismo. Se requiere agudizar las contradicciones de clase, antes que la hegemonía del capital, decapite la revolución en puerta. “La guerra de movimientos” debe ser “la hegemonía” del pueblo, para avanzar en la construcción del nuevo poder: el popular. De sus CRÍTICAS profundas, salió todo este legado que le dio fortaleza al marxismo. Le costó la vida, pero se consagró en el respeto de los revolucionarios. El marxismo no es un manual, una iglesia, unas verdades eternas y absolutas, es una herramienta que ayuda a conocer la sociedad para transformarla. El marxismo está abierto a LA CRÍTICA creadora.

Mariategui, preocupado por la ceguera que puede producir la convicción sin raciocinio, o las lealtades incondicionales, advirtió que no era solo el europeo centrismo la línea a seguir por los pueblos del mundo para hacer su revolución, había que incorporar la historia de cada país, territorio o continente, idea que se fundamentaba en la herencia prehispánica. De allá vienen nuestras luchas; el salvaje, el bárbaro el inculto invasor español, que nos trajo “La SIFILIzación”, que torturó y asesinó cruelmente a nuestros aborígenes, que le violó sus mujeres, le robó sus territorios y le cambió absolutamente toda su cultura. Hemos aprendido que “la revolución es permanente”, que las revoluciones no pueden ser imitaciones, “ni calco ni copia, sino construcción heroica”. El Amauta, fue otro revolucionario para quien la CRÍTICA fue una herramienta poderosa.

Mao, con su “Revolución Cultural”, señaló el peso de la subjetividad, del mundo interior, de lo espiritual en el sujeto revolucionario. Al intentar hacer una revolución en un país “atrasado”, demostró que la “evolución” por “etapas” de Europa occidental, no es válida para todo el planeta. Otro rejuvenecedor del marxismo con sus CRÍTICAS.
Ernesto Che Guevara, CRÍTICO del modelo soviético y sus manuales, buscador de la justicia social, pidió alejarnos al máximo del capitalismo: con él, “ni tantico así”, sin olvidar que “con las armas melladas del capitalismo no se podrá construir el socialismo”. Era necesario crear “el hombre y la mujer nueva” para liquidar el sujeto individualista, pragmático, despolitizado, consumista, ególatra, insensible creado por el capital. Temió que el burocratismo soviético se internalizara en el joven socialismo cubano. Su CRÍTICA lo llevó a Bolivia; a una muerte consciente.

Cerramos este trabajo, con el más grande de los nuestros: Simón Bolívar. Léase sus obras y encontraremos abundantes CRÍTICAS Y AUTO CRÍTICAS. El Comandante Chávez fue un extraordinario seguidor del legado de nuestro Libertador. Nuestro querido Presidente, fue aprendiendo poco a poco, el valor, la importancia, lo imprescindible que es la CRÍTICA y la AUTO CRÍTICA en toda revolución. Su auto crítica, le permitió abandonar “La Tercera Vía” capitalista, y anunciar y luchar por el socialismo. ¿Qué fueron “Las Tres R”, “El Plan de la Patria” y “El Golpe de Timón”?. Por cierto, los tres están desaparecidos.

Cantemos con nuestro pueblo: “Dile que Dios no se arrecha que él está contento con la revolución” Ali P. Nada tan dañino para un gobernante como los adulantes, los oportunistas, los pragmáticos, los corruptos y los trepadores políticos, son los sepultureros del proceso revolucionario. (Hasta el próximo sábado)
JESÚS MANUEL VIVAS HISTORIADOR PROFESOR UNIVERSITARIO.

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