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Propuestas ante el desmadre... ¿Adiós a qué? Por: Nicmer Evans

El debate sobre el destino del proceso revolucionario está a la orden del día, y en la carta no sólo está el gobierno de Maduro, sino el chavismo e incluso el mismísimo Chávez, y por ende el socialismo bolivariano y la democracia participativa y protagónica.
Han sido variados los escritos provocadores que concitan esta reflexión, pero sobre todo uno, el de Roland Denis:Adiós al chavismo(http://www.aporrea.org/ideologia/a214599.html), inspira cuando menos una reflexión y el de Ivan Martínez:Autocrítica ante el desmadre(http://www.aporrea.org/ideologia/a214612.html) evoca parte del presente título, sin pretender dar respuesta formal a ninguno de los dos.

Producto de la gestión de Maduro, su gobierno, que se deslinda claramente de la forma de gobierno de Chávez ya que cambia al sujeto de su política que cuando Chávez era aquel que vivía de su trabajo, mientras hoy es aquel que vive del trabajo de otros, ha logrado arrastrar consigo la popularidad y autodefinición del chavismo, pero la gente claramente entiende que el chavismo no es Chávez.
Hoy Chávez, con base en datos estimados de algunos informes de Visor 360 Consultores, sigue con más de 55% de popularidad en el recuerdo y afecto de los venezolanos, pero la popularidad de Maduro ya está en menos de 18% y el chavismo anda por los mismos niveles.
Es por ello que es importante al despedirse del chavismo, quien lo hace, deje claro de cuál y si esto implica decirle adiós también a Chávez. En este sentido me permito suministrar algunos elementos que pueden facilitar o complicar este debate:
1.- El "chavismo" desde una visión amplia, contiene al gobierno de Maduro, pero ese sector no es todo el chavismo.
2.- Chávez no es el chavismo, por tanto las derivaciones de éste no contienen a Chávez por completo y en algunos casos, definitivamente no lo contienen a pesar de la etiqueta.
3.- Hoy el rechazo de un sector importante del país a Maduro y al llamado periodísticamente madurismo (asumiendo esta última categoría como todo aquello que contiene al apoyo incondicional de su gobierno, más por interés que por convicción, y que deforman y tergiversan el legado positivo de Chávez, profundizando el legado negativo del mismo), afecta temporalmente al chavismo pero no a Chávez.
Bajo este contexto, más que despedirse, estoy seguro que lo conveniente es asumir responsabilidades y actuar en consecuencia. Asumir responsabilidad directa e indirecta de las cosas buenas y malas del gobierno de Chávez no puede hacernos corresponsables del desmadre de Maduro si desde un principio, hemos dejado claro que el rumbo tomado por esta dirección política después de la muerte de Chávez ha sido erradica y desacertada en muchos tópicos.
Es por ello que es imprescindible seguir empunjado propuestas que nos permitan unir al país en un sólo sentido, por lo menos mientras salimos de la crisis, con base en la justa valoración del trabajo, el estímulo a la producción, la superación de la impunidad de manera férrea y con apoyo popular contra la corrupción, en la aplicación de una auditoría pública a todas las cuentas en los últimos 10 años, en suspender temporalmente el pago de la deuda externa, empujar y defender la formulación de un presupuesto en dólares, y lograr superar un sistema cambiario perverso que sólo beneficia a los corruptos.
Pretender de manera aislada atentar contra lo que ha sido el acumulado del saber y voluntad del pueblo venezolano en los últimos 16 años, es descalificar al mismo pueblo que hoy reclama rectificaciones, es por ello que desconocer sus conquistas es subestimar su capacidad, y esto termina aplastando tarde o temprano a quien pretenda hacerlo a título individual.
La rectificación será inevitable, y la adecuada interpretación o no de los actuales o nuevos liderazgos es lo que hará más largo o corto el camino.

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