Hace un año, en la última entrevista en profundidad realizada por cuartopoder.es, Tania Sánchez (Madrid, 1979), era candidata a la Comunidad de Madrid por IUCM. Mucho ha cambiado la situación desde entonces. Meses después dejó la formación, en la que había militado desde hacía años, junto con un grupo de compañeros. Formaron Convocatoria por Madrid, una plataforma que apostaba por la confluencia para las autonómicas y que se integró en las listas de Podemos para aquellos comicios. Tras el cierre de la investigación judicial que tenía abierta por una denuncia del PP, Sánchez se mostró dispuesta a colaborar con Podemos. Pablo Iglesias la incluyó en su lista para las primarias. Concurrió en el puesto número 6 por Madrid, ha hecho campaña electoral activa y a día de hoy es diputada electa. Atiende a este medio para hacer balance de los resultados sin olvidar también el futuro inmediato.
— Se habló mucho de remontada durante la campaña. ¿Ha sido una remontada parcial al no lograrse la victoria electoral? ¿Cómo de importante, en cualquier caso, ha sido la campaña para estos resultados?
— Ha sido muy clave. La campaña fue espectacular porque tuvo un impulso muy fuerte por abajo, con mucha gente que se ha ido sumando. Ha habido mucho trabajo desde abajo y creo que no ha habido un solo error por arriba. Los debates fueron muy bien, las apariciones fueron buenas, los mítines fueron estupendamente. Ha habido una enorme remontada en comparación a cómo se nos había situado. Otra cosa es que las encuestas en la recta final generaran unas expectativas que puedan parecer que no se ha llegado más allá. Pero si recordamos un mes antes de las elecciones, en Madrid no se garantizaba el número 6. Tenemos 8 diputados y somos segunda fuerza. Creo que la remontada es muy evidente.
— En las elecciones europeas de 2014, Pablo Iglesias, cuando salió a celebrar los resultados, dijo que todavía no había que estar alegres porque no se había conseguido ganar al bipartidismo. No ha sido así en estas elecciones, tras las que sí ha mostrado más satisfacción. ¿Cuáles son los motivos para celebrar los resultados?
— El resultado es espectacular y por eso hay que estar alegres. Hay dos elementos centrales. Primero que el resultado marca que ya nunca más la política de este país será la misma. Esto de que no está derrotado el bipartidismo… veremos cómo avanzan los procesos pero desde luego ya no se podrá hacer política en un turnismo entre PP y PSOE o ignorando al resto de fuerzas políticas y sobre todo ignorando al resto de la sociedad. Esto es un triunfo. Ahora hay que sentarse obligatoriamente a hablar de cómo reformamos la Constitución para acabar con el gran problema de este país que es la desigualdad. Y cómo resolvemos el modelo territorial que necesita reformas democráticas. Es el primer motivo de alegría. Y el segundo motivo de alegría tiene que ver con que se ha teorizado mucho sobre si la hipótesis Podemos había fracasado. El pasado domingo Podemos se hizo carne y en dimensiones más que razonables.
— En Madrid han sido segunda fuerza. Supongo que eso le hace estar aún más satisfecha con su papel.
— En lo que a mi me toca de haber participado en el equipo de campaña y el trabajo realizado pueblo a pueblo, barrio a barrio, calle a calle, es motivo de orgullo. Me queda una espinita por otros compañeros que también se han pateado las calles, María Pastor y Jorge Lago. Han estado conmigo en un montón de actos y se han quedado a las puertas. Pero me siento muy satisfecha. Ser segunda fuerza en Madrid, con un PP que no acaba de caer y con Ciudadanos que tiene aquí su plaza más fuerte, demuestra un potencial de crecimiento a futuro enorme.
— Señala que el PP no acaba de caer. ¿Cómo se explica esto teniendo en cuenta todo lo que ha rodeado a este partido?
— Es una pregunta interesante. Hay que analizar varios elementos. Creo que el fracaso de Ciudadanos tiene mucho que ver con la resistencia del PP. Frente a las encuestas que daban por hecho de C’s transversalizaba votos y cogía de todos los espacios ideológicos, es evidente que esto no ha sucedido. El espacio electoral que ha ocupado tradicionalmente el PP no encuentra una alternativa de regeneración democrática a su posicionamiento ideológico. La segunda cosa que hay que analizar en detalle tiene que ver con la distribución de ese voto, las condiciones socioeconómicas, las expectativas generadas en torno a la mejora de la economía, etc. El último elemento que explica este fenómeno tiene que ver con la distribución por edad. Madrid tiene una población más envejecida de lo que parece y en las franjas más altas de edad es donde el PP sostiene el voto de manera más rígida. Probablemente por una incertidumbre ante el cambio que se ha querido manejar en términos de miedo. La gente es libre de pensar que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer aunque hay mucha gente que ya ha dado el salto.
— ¿Y el PSOE? Al final resiste más de lo que parecía por la tendencia de las encuestas
— Por muy poco. No sé si se puede llamar resistir a lo del PSOE. Las bajadas del PP y del PSOE son una cosa espectacular. Los mapas electorales no son un sprint, no se transforman de 0 a 10 en 5 minutos. Creo que no hay ninguna experiencia en el mundo en el que hayan cambios radicales de un momento a otro momento. Se abren nuevos huecos, discursos y espacios. Hay que ir viendo cómo se reconfiguran. Siempre se dijo desde Podemos que se había roto el tablero de juego previamente por la gente. Es algo que se refuerza con estas elecciones. La gente no está en su mayoría atada a una lealtad partidista, está dispuesta a buscar nuevos proyectos que garanticen un país en el que merezca la pena vivir. No me parece que la lectura sea que el PSOE resiste. Con la extensión institucional y la capacidad histórica que tienen tanto ellos como el PP, el resultado es mediocre para ambos.
— La gran pregunta de estos días. ¿Y ahora qué va a pasar? ¿Se puede formar Gobierno? ¿Habrá elecciones en poco tiempo?
— Yo no tengo una bola de cristal. Pero me parece que cuando se ha puesto encima de la mesa una propuesta de asumir el compromiso histórico que supone abordar una nueva transición para alumbrar un país más justo, el artículo 135, los derechos sociales, la reforma constitucional, etc, y los grandes barones y poderes económicos se empeñan en hablar de soberanía, alguien está buscando un relato para justificar que haya una gran coalición. Esto le corresponde sobre todo al PSOE. Ha dicho Pedro Sánchez que va a hablar con todas las fuerzas políticas. Nosotros ya hemos puesto lo que necesita el país sobre la mesa, que es una reforma constitucional para garantizar que se acaba con el eje central del problema histórico que es la desigualdad. A partir de ahí hay que hablar de una reforma electoral democrática. No parece razonable que con las distancias de porcentaje de votos haya tales distancias de representación parlamentaria. Estamos en un ciclo de cambio en que la gente se ha movilizado por una mejor democracia, más derechos sociales y resolver el problema territorial. Es lo que estamos diciendo, que hay que hablar de todo esto y digamos cómo queremos abordarlo para construir un futuro. Si ante eso se va a imponer el inmovilismo de las fuerzas tradicionales, la historia les arrollará. La ciudadanía no entiende que frente a una exigencia clara de transformación de elementos centrales de este país no se quieran mover.
— ¿Y no es bastante complicado que el PSOE, a estas alturas, acepte cosas como por ejemplo el referéndum de Cataluña o la reforma de la ley electoral?
— La pregunta es si sólo es ese el problema. ¿El artículo 135 está dispuesto a cambiarlo? Lo que nosotros estamos poniendo encima de la mesa es la evidencia de que este resultado, con la distribución de voto que hay, determina que hay problemas que no se pueden resolver por la vía de no cambiar de posición. Por tanto, alguien tiene que entender que este país necesita transformaciones. El PSOE tendrá que asumir sus debates. Tiene que decidir si quiere responder las demandas de la sociedad, que se ha expresado democráticamente, o si se pone al servicio de quienes han dicho que la salida a esto es una gran coalición. Es un debate que tiene que tener el PSOE.
— La idea del “presidente independiente”, ¿es una opción real y válida? ¿O sólo una medida de presión al PSOE?
— Cuando hay una situación difícil de resolver por las vías tradicionales tiene dos opciones: aferrarse al inmovilismo y rezar para que el resultado le beneficie de alguna manera o pensar en soluciones que saquen al país del atolladero. Creo que hay una sensación general de la gente que quiere que haya un Gobierno, que no se repitan elecciones. Frente a eso hay que estar a la altura del compromiso histórico. Para eso hay que retirar los intereses partidistas y poner por encima los del país. Y qué mejor manera que encontrar figuras que les puedan representar y que nadie tenga duda de que están arbitrando soluciones. No es ninguna locura decir esto.
— Pero ¿quién decidiría esta figura de consenso? ¿Los partidos? ¿La ciudadanía?
— Nosotros ponemos encima de la mesa posibilidades que se pueden discutir en función de una vez que se vea que es viable. Todo el mundo ha puesto el grito en el cielo porque amenaza los intereses de partido. Eso a nosotros no nos preocupa. Este país, frente al debate que quiso imponer el PP sobre la lista más votada, este país tiene un sistema parlamentario. Es decir, que al Presidente lo eligen los parlamentarios. Pero a nosotros nunca nos han asustado los referendos democráticos para ningún tipo de posición.
— ¿Están pensando en algún nombre en concreto?
— No
— Ha sido una firme defensora de la confluencia y la unidad popular. ¿Hacia dónde se pueden dar desde Podemos los siguientes pasos en este sentido para construir una mayoría más fuerte junto a otros actores?
— Conviene no confundir la unidad popular con las coaliciones electorales de partidos. No es lo mismo. Siempre he dicho que quienes no quisieron transitar el camino de la unidad popular por dos veces en su historia política no pueden dar lecciones ahora por más que se pongan el nombre en su papeleta. Me parece que la unidad popular está avanzando porque tiene que ver con un pueblo organizado y que es consciente de su capacidad como mayoría social para gobernarse a sí mismo. Es en lo que estoy trabajando y seguiré. Es un error que la expresión electoral de la diversidad política se distribuya en diferentes papeletas. También creo que hay partidos que tienen derecho a poner por encima sus intereses a los del país. Estamos en tiempo de país-generación-partido. Esas son mis prioridades, de Convocatoria por Madrid y de un montón de gente que ha ido abandonando otro proyecto político para hacer una apuesta clara para pensar más en el país. Máximo respeto para quienes utilizan las citas electorales para la supervivencia de sus partidos pero ese no es mi proyecto. Creo que no es el proyecto de la gente. La unidad popular se trabaja mejor cuando no hay citas electorales que producen presiones que al final hacen confundir lo político con lo electoral.
— Pregunto directamente por IU. ¿Confía en que se puedan entender en base a lo que plantea Podemos y formen parte de alguna manera del proyecto?
— No tengo duda en que Alberto Garzón entiende esto. El motivo por el que se empeña en mantener los intereses de su partido es una cosa que hay que preguntarle a él. Pero políticamente, lo entiende perfectamente.
— En su caso personal, ¿hay gente que no entienda que dijera aquella famosa frase sobre que no iba a entrar en Podemos?
— Es una cosa que ya está en el pasado y que ya se ha explicado, además, muchas veces. La gente con la que he tenido la oportunidad de hablar lo ha entendido. Hay gente que no es que no lo entienda sino que lo utiliza para expresar un desacuerdo o distanciamiento político. La gente que tiene voluntad de entenderlo lo ha entendido. Otros, que ven las cosas más en términos de tradición, no lo harán. También creo que si no hubieran pasado algunas cosas que movimos algunas personas, Alberto Garzón no habría sido candidato.
— Ha sido un año intenso a nivel personal por diferentes circunstancias. ¿Qué valoración o reflexión hace? ¿Ha pensado alguna vez en dejar la política?
— Todas las experiencias duras de la vida te hacen crecer mucho. En 2015 ha habido momentos muy duros y sin embargo en el cierre de este año sólo puedo sentirme satisfecha. Tengo un buen amigo que me dice que soy un caso extraño porque cuando todo el mundo se empeñó en que muriera yo me empeñé en seguir viva. Me siento orgullosa de algunas cosas que hemos hecho posible mucha gente. Yo me siento una cara de un proyecto, nunca he tomado una decisión individualmente ni por circunstancias personales, siempre han sido colectivas. El trabajo de un grupo de gente ha hecho posible otras cosas colaterales aunque no se nos agradezca. Si nosotros no hubiéramos dicho que no íbamos a aceptar bajarnos del proyecto político que supuso la victoria en las primarias de IUCM, estoy convencida de que no hubiera habido Ahora Madrid en los términos en los que hoy los conocemos. Y otras candidaturas igual. Si no hubiésemos dicho que el proyecto no podía estar gobernado por quién lo estaba y que si la dirección federal no era capaz de verlo nos íbamos, no se habría intervenido la federación de Madrid.
Después de muchas dificultades, más que una valoración personal lo que hago es sentirme muy orgullosa de todo el proyecto político de Convocatoria por Madrid que ha trabajado muchísimo porque el cambio sea posible. Somos de esa gente que pone por encima de muchas cosas personales el interés colectivo y que está haciendo reflexiones con mucha altura de miras pensando en el país. Espero seguir sumando gente a esta responsabilidad histórica.