Deyna, sencilla, frontal, con los pies
sobre la tierra, conversó con PANORAMA ayer desde su hogar en Maracay.
La artillera nacional agradeció de corazón a la tierra zuliana, que
sirvió de casa a la sub 17 femenina durante un módulo.
—¿Cómo vive este momento, culminada la vorágine del Suramericano?
—Súper contenta, ya en casa, más
tranquila, pensando en frío por todo lo que pasó, es algo que no se
puede creer de la manera que lo hicimos. Me siento muy agradecida por la
gente que fue y nos apoyó en todo esto.
—¿Cómo fue la recepción familiar?
—Algo tranquilo, me fueron a buscar a Barquisimeto, llegué a casa a descansar, hablar con ellos y después a dormir.
—¿Sin caravanas?
—No, para nada, nosotros no somos así (risas).
—¿Cuál fue la clave del bicampeonato suramericano?
—El trabajo, la preparación fue bastante
exigente. Entrenamos mucho, tres veces al día con sol o sin sol,
llueva, truene o relampaguee, es impresionante todo lo que hicimos para
estar bien físicamente y para lograr el objetivo.
—¿Cómo hicieron para rendir físicamente al jugar al mediodía?
—Fue bastante exigente jugar a esa hora, en ese estadio tan grande. Era un estadio muy cerrado donde hacía muchísimo calor.