Los rumores que señalan una subversión por parte del pueblo venezolano y
en los cuarteles son totalmente falsos, el método empleado en la
actualidad para invertir y destruir el proceso de emancipación nacional
se explica, por sí solo, a continuación:
EEUU entendió que la mejor manera de destruir a los gobiernos y pueblos
rebeldes, progresistas y socialistas era haciéndolo desde dentro:
creando caos interno, corrompiendo a sus cuadros dirigentes y capturando
a la juventud, aprovechando su natural rebeldía para ponerla al
servicio de la contrarrevolución, exactamente, utilizando sus métodos de
Guerra No Convencional (GNC), doctrina utilizada por ese país desde la
II Guerra Mundial.
La GNC es un método que busca crear eventos catalizadores que permitan
las condiciones para un cambio de gobierno o en su defecto una
intervención extranjera de forma directa, ello a través de la aplicación
de tácticas dirigidas a golpear a las poblaciones en sus estándares de
vida civiles, libertades, seguridad y bienestar económico, inculcándoles
a la vez el miedo, la desesperanza, depresión y desintegración moral.
Contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) tuvieron
éxito. Lo trágicos sucesos que llevaron a la autodestrucción de la
primera Revolución Socialista del siglo pasado, y la que se creía
irreversible por sus grandes conquistas económicas, sociales,
tecnológico - militar, demostraron para los estrategas estadounidenses
que sólo destruyendo la revolución desde dentro podrían alcanzar y
mantener en el tiempo -no eterno- sus objetivos, puesto que de esa forma
lograban desmoralizar y desmovilizar al pueblo y a una posible
vanguardia que surgiese desde las bases para restituir la revolución.
Acabada la URSS, se buscó aplicar el mismo formato terrorista contra
Cuba, Siria, Chile, China, Vietnam, entre otros países, objetivos que no
alcanzaron en su totalidad.
Allen Welsh Dulles, exjefe de la CIA (1953-1961), a su retiro en 1963
escribió un folleto titulado “El arte de la inteligencia”, y expresaba
lo siguiente:
“Sembrando el caos en la URSS sustituiremos sus valores sin que sea percibido. Encontraremos a nuestros aliados en la propia Rusia
(...) De la literatura y el arte, por ejemplo, haremos desaparecer su
carga social. Marginaremos a los artistas, les quitaremos las ganas de
dedicarse al arte, a la investigación de los procesos que se desarrollan
en el interior de la sociedad. Literatura, cine, teatro, deberán
reflejar y enaltecer los más bajos sentimientos humanos. Apoyaremos por
todos los medios a los denominados artistas que comenzarán a sembrar e
inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el
sadismo, la traición. En la dirección del Estado crearemos el caos y la
confusión. De una manera imperceptible propiciaremos el despotismo de
los funcionarios, el soborno, la corrupción, la falta de principios. La
honradez y la honestidad serán ridiculizadas y convertidas en un
vestigio del pasado. El descaro, la insolencia, el engaño y la mentira,
el alcoholismo, la drogadicción, el miedo irracional, la traición, la
enemistad entre los pueblos y, ante todo, el odio al pueblo ruso
-venezolano-; todo esto es lo que vamos a cultivar. Sólo pocos
comprenderán lo que realmente sucede. Pero a ellos los situaremos en una
posición de indefensión, encontrando la manera de desacreditarlos.
Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos,
desmoralizaremos, pervertiremos (...)”.
Cualquier parecido con la realidad venezolana no es casualidad.
La doctrina de Guerra No Convencional hoy cuenta con una versión más
renovada. En el año 2010, con Obama al poder, se distribuyó un nuevo
instrumento denominado “Circular de Entrenamiento 18-01 de la GNC”, en
el que faculta a cada unidad de las Fuerzas de Operaciones Especiales, a
otras agencias de defensa y todo el sistema gubernamental directo e
indirecto de EEUU, a aplicar los métodos que aparecen en dicha Circular
para: aprovechar las posibles vulnerabilidades del gobierno a derrocar,
distanciarlo de la población, desplazar a la población neutral hacia
posiciones en contra, explotar elementos a través de la subversión y
cuando no se obtengan los resultados recurrir al conflicto armado.
Luego de la desaparición física del Comandante Chávez en marzo de 2013,
los servicios de inteligencia de Estados Unidos y sus agentes internos
en Venezuela profundizaron las actividades contrarrevolucionarias que ya
venían implementándose para destruir al gobierno Bolivariano desde
dentro. Organizaciones estadounidenses como The National Endowment for
Democracy (NED) y The United States Agency for International Development
(USAID) han financiado a Organizaciones No-Gubernamentales (ONG’s)
venezolanas para el trabajo sucio de capturar a la juventud,
especialmente a los estudiantes, también a los jóvenes de nuestros
barrios obreros haciendo supuestos trabajos político - social.
El poder alienante de la publicidad consumista inducido por los medios
privados, la banalidad de la farándula y el “arte” sin responsabilidad
social, la utilización del poder de influencia en la juventud de los
artistas venezolanos que han asumido públicamente posiciones políticas
contrarrevolucionaria, la brutal propaganda de descrédito contra el
gobierno, el uso de las redes sociales para hacer llegar a los jóvenes
esa propaganda contrarrevolucionaria, etcétera, nos explica el por qué
una mayoría de los jóvenes estudiantes venezolanos se asumen de derecha y
contrarrevolucionarios.
A lo interno del Estado sucede lo mismo. La desidologización, el
abandono a la profundización de la conciencia y de la ética
revolucionaria, y la falta de un genuino partido de la Revolución, han
contribuido en gran medida a vulnerar nuestras bases. Además, grandes
mafias de la corrupción han crecido dentro del Estado burgués que aún
persiste, pero a la vez han penetrado y destruido nuevos espacios
creados por la Revolución Bolivariana. ¿Así se explica las mafias que
han sido desmanteladas en Abastos Bicentenarios, Mercal, PDVAL y otras
instituciones? Pero ¿Cómo explicar la indolencia de algunos supuestos
“cuadros” del gobierno y la desmovilización de los sectores populares
para denunciar y enfrentar a los corruptos? ¿Cómo entender el abandono
de grandes iniciativas contra ladrones y especuladores que desvanecieron
a corto plazo? ¿No es acaso este el resultado de un trabajo de
inteligencia e infiltración para desmoralizar a la población y
desacreditar a los líderes de la revolución, como lo describió el ex
agente Dulles?
Buenas propuestas han surgido en los espacios reflexivos creados por el
pueblo organizado luego de los resultados del 6D. Entre las iniciativas
encontramos la necesidad de contar con un partido verdaderamente
independiente del Estado, que atienda a la juventud, que forme a los
cuadros, que vigile y subordine a quienes posean responsabilidades
públicas, incluyendo a los ministerios. Un partido cuya dirección no
posea importante responsabilidad de Estado, y con tribunales
disciplinarios de verdad. Tal acción la consideramos impostergable. Sin
embargo, no se pretende con esto minimizar el impacto del método
aplicado por EEUU en el país. Al contrario, consideramos que esa y otras
medidas como la de enfrentar las desviaciones y corrupción dentro del
Estado nos permitirán la cohesión y eficiencia en la contraofensiva
desplegada. Además permitirán que los nuevos planes de desarrollo
productivo de corto y mediano plazo tengan el éxito requerido para
contrarrestar la desestabilización foránea. Igual, resaltamos la
necesidad de actuar de forma inmediata para resolver el problema
concreto del desabastecimiento y las colas, para ello se requiere una
masificación de la distribución y saturación del mercado de productos
alimenticios y medicinales.