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LA VERDAD SOBRE UN FIASCO LLAMADO ENRIQUE CAPRILES CHAYOSKI



06 Jun, 2012 | Haga un Comentario
Poco más de tres años han pasado desde que el pueblo mirandino le dio la oportunidad a Henrique Capriles para que liderara la solución a los múltiples problemas de este importante estado venezolano, uno de los mayores del país en población y también en problemas.   Ya Capriles había demostrado sus capacidades de gestión publica, cuando sin mucho éxito, pero sin mayores cuestionamientos, ejerció como alcalde del municipio Baruta, pequeño territorio con una moderada población de clase media, no un gran reto para el joven proveniente de los sectores adinerados de la sociedad caraqueña.
El día de hoy, el gobernador Capriles traspasa la batuta de mando a la persona, que hasta esta fecha ejercía como Secretaria de Gobierno, pero ¿Cuántos logros o fracasos tuvo el gobernante mirandino?


A su llegada  a la gobernación, Capriles encontró una comunidad organizada, personas formadas y beneficiadas por  las diferentes misiones del gobierno nacional, misiones que, bajo la mirada del gobernador bolivariano que le precedió, habían encontrado resonancia y se replicaban en cada rincón del estado y comenzaban a cubrir las necesidades básicas de los mirandinos tal como lo hacían con el resto de los venezolanos.
El gobernador Capriles, que para entonces no creía en los beneficios de las misiones bolivarianas, se empeñó en una campana de destrucción, quitando los espacios que antes habían sido dados como aulas o centros comunitarios, eliminando el apoyo económico a los participantes y simplemente negando  el crecimiento de la cobertura de los beneficios sociales que suponen las misiones.
Pero no solo las misiones sufrieron los atropellos de Radonski, ninguno de los problemas que aquejaban a los habitantes encontró respuesta en su gestión. El copartidario del gobernador, Carlos Ocariz, alcalde del más poblado y populoso municipio del estado Miranda, se encargó de sumergir a sus habitantes en la más profunda desidia reduciendo o retirando el servicio de recolección de basura de los barrios y limitándose a ornamentar las urbanizaciones de clase media donde ambos, gobernador  y alcalde, tenían sus mayores aliados.
La seguridad, bandera de campaña del candidato, fue descuidada por él en su gestión gubernamental: una policía poco dotada, politizada y de movilización restringida, sumada a una ausencia absoluta de programas de prevención, son quizás, un anticipo a las vacuas propuestas del hoy candidato a presidente, ayer gobernador del más violento estado del país.
El saliente gobernador  de Miranda no puede contar entre sus logros dotación de viviendas, cuando mucho, algunas láminas de zinc que entregó para reparar contadas casitas, tampoco pudo mantener las vías que estaban bajo su control, basta con pasearse por las calles de Chacao o los Teques para encontrar el más absoluto caos de tráfico, vías cerradas, abandonadas y llenas de huecos. Los vecinos de una de las más selectas urbanizaciones de Caracas, La Lagunita, contaban 632 huecos en un quejoso cartel a la entrada de su arboleada avenida principal.
Los fracasos marcaron cada rama del gobierno regional, la educación, los servicios, la seguridad social de los trabajadores  del estado, ausencia de iniciativas productivas, la no generación de empleos, todos muestras de debilidades y políticas erradas, que se requiere una gran desfachatez para que el candidato ofrezca su gestión de gobernador, como vitrina de sus propuestas como candidato a presidente.
Algo no olvidaremos del trabajo del gobernador de Miranda: las fotos de él sumergido hasta la cintura en las inundaciones que arrasaron los ríos barloventenos. Seguramente hoy sonríen las víctimas de esos desastres naturales desde sus viviendas otorgadas por el Presidente Chávez a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela, al recordar los pocos minutos, justo para la foto,  que pasó el gobernador bajo las aguas con sus camisas Columbia y sus zapatos Timberland.
Hoy, como un niño que habiendo destruido los cosméticos de su mamá, o habiendo rayado las paredes de su habitación, pasa al siguiente juego esperando que nadie note los destrozos que dejó, así Capriles Radonski sale de la gobernacion, cerrando tras sí la puerta del fracaso con las manos en el  bolsillo, silbando y mirando hacia los lados como si no hubiese sido con él, el caos que deja atrás. No rinde cuentas al pueblo de Miranda, simplemente se aleja dejando a una de las suyas para que culmine la escueta tarea por él comenzada.
Ahora queda Miranda sin Capriles, no será mayor la diferencia, seguirá siendo un estado sin gobernador, seguirá el Gobierno Nacional entregando casas a quien lo necesite, trabajando en las grandes obras como el cabletren y el metrocable, tomarán las grandes misiones la responsabilidad de suplir la seguridad de los mirandinos.
Siga el candidato en campaña, ya vieron los mirandinos lo que como gobernante es capaz de hacer o peor, lo que no es capaz de hacer.
Colaboración de @LaManuHerrera

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