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La hora de las víctimas de Ledezma. Publicado por: Magdalena Valdez


YVKE Mundial/Ciudad Caracas/Ildegar Gil
Quien siembra vientos cosecha tempestades, reza un conocido refrán popular que hoy puede ser aplicado a Antonio Ledezma, privado de libertad desde el pasado jueves por presuntamente incurrir en conspiración y asociación.
Lo decimos porque sus tiempos de represor durante la Cuarta República, cuando ejerció importantes cargos como alto funcionario público, siguen frescos en la mente de mujeres y hombres. La sección Juicio Popular, publicada por Diario Vea el sábado, así lo demuestra. Veamos.
“Fíjate una cosa, con la detención del señor Antonio Ledezma creo que se está haciendo justicia (…) espero que se averigüen todos los delitos cometidos por este sujeto”, declaró Cira Sulbarán.
El testimonio de Alfredo Uzcátegui no es menos revelador: “Me parece que el Gobierno se tardó mucho en la aprehensión de este señor (…) la ley tiene que ser inexorable para todos”.
Loé María Fernández es, si se quiere, más condescendiente al indicar que todo está en manos de la justicia y “hay que evaluar, sobre todo si esta persona ha cometido estos errores de corrupción y otros delitos” para luego –sin matices— concluir que “debe pagar por todo esto”.
Edgar Pérez se fue por la calle del medio: “Yo siempre he tenido una opinión muy particular de Antonio Ledezma. Creo que es culpable y tiene que pagar”, mientras que en el mismo tono se pronunció Yolanda Urbina al referir que “si la justicia lo considera culpable, tiene que pagar”.
Como esas, otras opiniones rondaron –palabras más, palabras menos— el texto citado. El resto está en la historia, cruda como suele ser. Los atropellos a abuelas y abuelos que marchaban exigiendo pensiones justas, a estudiantes que reclamaban mayores libertades públicas, a trabajadores que soñaban con una sindicalización verdadera, a buhoneros invidentes maltratados por su policía de entonces y otros repudiables hechos parecen levantarse del cementerio del olvido y asistir a la primera fila del proceso legal.
¡Chávez vive…la lucha sigue!
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