Con total descaro e
impudicia el gobierno de Colombia ha declarado que ante la “crítica” situación en la frontera (se
acaban de enterar de las consecuencias de su desgobierno), denunciarán a
Venezuela ante la Corte Penal Internacional. En efecto, el presidente de
Colombia declaró que la Fiscalía está “considerando
seriamente” denunciar ante la Corte Penal Internacional a miembros del
Gobierno de Venezuela por presuntos “crímenes de lesa humanidad”, todo a raíz
del intento de Venezuela de reinstaurar el orden y el control en la zona
fronteriza.
Debemos recordar que la Corte
Penal Internacional, es un organismo independiente creado en 1998, con sede en
La Haya. Se rige bajo el Estatuto de Roma, ratificado y refrendado por 122 países
del orbe. Cabe recordar que Estados Unidos, aliado incondicional de Colombia,
es un feroz enemigo de la Corte Penal Internacional, ya que en su soberbia
imperial, niega, prohíbe e impide cualquier mecanismo o posibilidad de que
militares o políticos norteamericanos sean sometidos y juzgados ante tribunales
internacionales. Nada de justicia por sus crímenes, bombardeos, asesinatos e invasiones
alrededor del mundo. Inmunidad imperial, lo llamarían algunos.
La Corte Penal Internacional
“Es un Tribunal estable y permanente.
Constituye la primera jurisdicción internacional con vocación y aspiración de
universalidad, competente para enjuiciar a personas físicas, y, en su caso,
depurar la responsabilidad penal internacional del individuo por los crímenes
más graves, de trascendencia para la comunidad internacional”. Entre sus
competencias está conocer sobre “crímenes
de guerra, genocidio, crímenes de lesa humanidad y el crimen de agresión”. En
el caso de los crímenes de lesa
humanidad, están perfecta y claramente definidas como “conductas tipificadas como asesinato, exterminio, deportación o
desplazamiento forzoso, tortura, violación, prostitución forzada, esclavitud
sexual, esterilización forzada y encarcelación o persecución por motivos
políticos, religiosos, ideológicos, raciales, étnicos, de orientación sexual u
otros definidos expresamente, desaparición forzada, secuestro o cualquier acto
inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física
de quien los sufre, siempre que dichas
conductas se cometan como parte de un ataque generalizado o sistemático contra
una población civil y con conocimiento de dicho ataque”.
Este no es precisamente el
caso de Venezuela, que ha recibido e integrado en su seno
a más de 5 millones de colombianos. Este rosario de atroces términos (crímenes
de lesa humanidad) es el exacto prontuario de las barbaridades cometidas por
los gobiernos de extrema derecha colombianos. Este país está proyectando sobre
Venezuela sus problemas y miserias, siendo incapaz de solucionar y poner fin a
tantos años de crímenes y terror.
Así que a taparse la nariz,
porque es la misma Corte Penal Internacional la que ha sistematizado e
investigado los crímenes cometidos durante décadas por los gobiernos colombianos.
Solo basta pasearse por la página oficial de la propia Corte, para acceder al
informe oficial denominado: Situación en
Colombia, Reporte Intermedio, Noviembre 2012, donde resume sus conclusiones
sobre su “competencia y la admisibilidad” en cinco áreas donde se presentan graves
violaciones a los Derechos Humanos, a
saber: “(i) el seguimiento sobre el
Marco Legal para la Paz y otros desarrollos legislativos pertinentes, así como aspectos
jurisdiccionales relacionados con la aparición de “nuevos grupos armados ilegales”; (ii) los procedimientos relativos
a la promoción y expansión de los grupos
paramilitares; (iii) los procedimientos relativos al desplazamiento forzado; (iv) los procedimientos relativos a los delitos sexuales; y, (v) los casos de falsos positivos”.
Cuando los agentes del
Gobierno Colombiano se presenten ante la Corte Penal Internacional, que tengan
cuidado, no vaya a ser que los dejen presos por tener la manos manchadas de
sangre con tantos crímenes y tanta impunidad.
Estamos más que seguros de
que una supuesta denuncia contra Venezuela por parte de Colombia, ante la Corte
Penal Internacional, terminará revirtiéndose contra este gobierno. Le saldrá el
tiro por la culata y el chinazo le saldrá caro, ya que Venezuela puede
demostrar fehacientemente, con elementos más que públicos y notorios, que en el
espacio territorial fronterizo correspondiente al Norte de Santander, se
observan claramente características y elementos que permiten suponer la
presencia de un Estado Fallido. Es
decir, la ausencia total de autoridad gubernamental, pérdida del control territorial,
dominio de grupos paramilitares (control político y militar), corrupción, ineficacia
en la prestación de los servicios más elementales y la distorsión de las
estructuras económicas y comerciales.
Veamos algunos elementos y
temas con los cuales Venezuela puede demostrar la permanente y premeditada
“inacción” gubernamental del otro lado de la frontera:
·
Contrabando
de Gasolina: A plena luz del día y sin ningún tipo de
normas de seguridad, permisos de importación o pago de impuestos o aranceles,
más de “6.000 pimpineros” venden libremente
el combustible venezolano por todas las calles y avenidas de la zona
fronteriza. No existe ningún tipo de control. Es una operación dirigida por
mafias organizadas, alimentados por más de 40.000 vehículos que cruzan
diariamente al lado venezolano con la única finalidad de comprar la gasolina
subsidiada por el Gobierno Bolivariano. El gobierno colombiano no solamente es
complaciente con el contrabando, también se beneficia, ya que por cada pimpina sustraída
de Venezuela, Ecopetrol se ahorra el subsidio a la gasolina que distribuye en
la frontera. Así, del consumo mensual estimado en “14 millones de galones”, Ecopetrol solo pone “3.5 millones de galones”, siendo la diferencia contrabandeada desde
Venezuela. Otro tema que se ha revelado es que del lado colombiano habría
apenas unas 20 bombas legales de combustible, número insuficiente para
satisfacer la demanda de su parque automotor. Con el cierre del paso de
vehículos, ahora las largas colas para llenar el tanque de gasolina, se pasaron
del lado venezolano para el colombiano. Justicia, dirían algunos. Estos son efectos
inmediatos y más que esclarecedores de lo acertado de la medida de cierre
temporal del paso limítrofe, combatiendo así las distorsiones e irregularidades
de la frontera.
·
Alimentos,
medicamentos, artículos de higiene personal y limpieza:
Sin detenerse en reiterar el astronómico diferencial de precios de todos estos
productos (capitalismo salvaje Vs. socialismo con inclusión y justicia social),
resalta que su ilegal traslado, acopio, distribución y venta, se efectúa en
grandes cantidades a plena luz del día, en locales tanto formales como
informales, violentando una larga lista de normas y leyes nacionales e internacionales.
Podemos resaltar el incumplimiento de normas sanitarias (con elevados riesgos a
la salud del consumidor), evasiones en el pago de impuestos y aranceles, sin
licencias de importación y sin registros de marca o respeto a los derechos de
autor. A la clara vista de los impasibles funcionarios aduanales, policiales,
de Salud, de la DIAN, de todo el gobierno colombiano en pleno. Este es un caso
de defraudación masiva contra el pueblo y el gobierno venezolano que adquiere y
subsidia, en beneficio de su pueblo, productos esenciales como leche en polvo, arroz
o trigo, que luego son contrabandeados y bachaqueados burdamente hacia Colombia,
sin ningún tipo de control o reparo por parte de sus autoridades.
·
Divisas y Casas de Cambio: En este tema
estamos ante la evidente presencia de mafias organizadas que violan y
transgreden las normas internacionales sobre legitimación de capitales. El
Gobierno Colombiano ha sido indolente y tolerante, debido a su escaso control sobre
los flujos financieros (transacciones), lo que posibilita los ilegales procesos
de conversión y compra-venta de las divisas. Además persiste el menoscabo en
las competencias del Banco de la República de Colombia, al permitir que “las tasas de cambio de compra y venta de
divisas serán aquellas que libremente acuerden las partes intervinientes”
(artículo 70 de la Resolución Externa No. 8, 5 de mayo del año 2.000), incentivando todo un entramado de Casas de
Cambio, muchas de ellas montadas en tarantines en las vías públicas, las cuales
fijan especulativamente el valor de las monedas nacionales. Este intercambio
ilegal de divisas sustenta el “maravilloso” negocio de adquirir bolívares para luego
comprar masivamente productos y servicios subsidiados por el gobierno
venezolano.
·
Paramilitares
y Narcotráfico: Libres y campantes. Así andan los grupos paramilitares,
elementos facilitadores del crimen organizado, los cuales circulan libremente
por todo el territorio, ejerciendo la autoridad política y militar. Financian su
estructura delincuencial del contrabando de gasolina y alimentos, del cobro de vacunas
y de la distribución de drogas.
Si nos toca la defensa de la
patria ante cualquier instancia internacional, podemos incorporar otros casos
emblemáticos, con altos componentes de defraudación y sofisticación criminal, los
cuales merecen ser investigados con mayor precisión:
·
En primer lugar el llamado Carrusel, nombre dado al fraude ideado
por las mafias organizadas colombianas para lucrarse con la comercialización de
ganado en pie, que circula sin ningún tipo de control por ambos lados de la
frontera. Estas importaciones han permitido a los grupos criminales acceder a
dólares preferenciales para soportar la compra de ganado, que una vez ingresado
a territorio nacional es “devuelto” por los caminos verdes, donde es despostado
y la carne en canal, nuevamente es comercializada en Venezuela como una nueva
operación de importación. El ganado en pie y la carne en canal que circula
libremente por la frontera no tiene ningún tipo de control aduanero o sanitario
y pone en duda o riesgo la certificación que la Organización Mundial de Sanidad
Animal otorgó a Colombia como país libre de fiebre aftosa con vacunación.
·
También nos afecta sobremanera el contrabando de Café hacia Colombia. Las
mafias criminales se aprovechan del diferencial cambiario para comprar y
contrabandear miles de quintales de café salen hacia Colombia. Habría que
solicitar a las autoridades internacionales (la Organización Internacional del
Café), la realización de exámenes de certificación de origen, genéticos y de
ADN, para que los países del mundo no sean estafados con la venta de café
venezolano presentado en empaques bajo la marca Café de Colombia. Lo mismo está
sucediendo con nuestro cacao (de la mejor calidad del mundo), el cual está
siendo contrabandeado inescrupulosamente en grandes cantidades al vecino país.
No entendemos que tanto protesta
el gobierno colombiano, si es evidente que es cómplice necesario y facilitador de
la sistemática depredación y saqueo de nuestros productos de la cesta básica.
Se aprovechan de los programas y misiones que el Gobierno Bolivariano ha creado
para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo, elevar sus niveles
nutricionales, su salud y su educación.
Es bien difícil encontrar un
punto de equilibrio, pues del otro lado de la frontera campea libremente el
neoliberalismo, con su lógica de explotación y liberalización de precios que
solo consigue generar desigualdades y exclusión. Por eso la voracidad y rapiña
sobre los productos y servicios venezolanos no tiene fin. Desde un kilo de arroz
hasta el pase por la peluquería, todo se negocia en base a un mercado ilegal
que perjudica a Venezuela.
En definitiva, es el
gobierno colombiano el que debe empezar a ejercer gobierno en la frontera.
Ejercer su autoridad ante tanta impunidad y tanto dominio por parte de las
mafias organizadas.
Reiteramos que el pueblo
honesto y trabajador colombiano, está perfectamente integrado en nuestra
sociedad y siempre ha sido bien recibido en nuestra tierra. Nadie va a obligarnos
a pelear entre hermanos. Nuestra lucha es contra las mafias delincuenciales de
paramilitares y bachaqueros que agreden, atacan y desangran a nuestro país.
No olvidamos nunca la mágica
poesía de Aníbal Nazoa: “Entre tu pueblo
y mi pueblo hay un punto y una raya: la raya dice no hay paso, el punto vía
cerrada. Y así entre todos los pueblos: raya y punto, punto y raya. Con tantas
rayas y puntos, el mapa es un telegrama. Caminando por el mundo se ven ríos y
montañas, se ven selvas y desiertos, pero ni puntos ni rayas. Porque esas cosas
no existen, sino que fueron trazadas, para que mi hambre y la tuya estén
siempre separadas”.
Richard
Canan
Sociólogo
@richardcanan
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