La Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio, de Libertad Religiosa
reconoce que "toda persona tiene derecho a cambiar o abandonar su confesión religiosa",
pero ese derecho no amparaba presuntamente a tres mujeres naturales de la India que
desde hace 16 y 18 años eran monjas de clausura en el convento de las Madres Mercedarias
de Santiago de Compostela.
Estaban retenidas contra su voluntad y, cuando manifestaron su deseo de abandonar el convento, se encontraron con que la madre superiora presuntamente les amenazó diciéndoles que estaban en una situación irregular en España y, si se iban, serían deportadas a su país, la India, desde donde llegaron al convento santiagués cuando todavía eran unas adolescentes. El pasado fin de semana la Policía Nacional consiguió liberarlas y están ya a salvo en una casa de acogida bajo custodia judicial en Madrid
La Policía Nacional confirmó este martes que el pasado sábado una comisión policial y judicial acudió a este convento situado en pleno casco histórico de Santiago para verificar una denuncia previa presentada por una ex religiosa de la Orden. La mujer abandonó la clausura hace un tiempo presuntamente argumentando que volvía a su país a visitar a su familia y ya no regresó a Santiago, sino que se asentó en Madrid, desde donde, con la colaboración de una persona española, contactó con la Policía.
El pasado día 7 de enero, la ex monja declaró a la Brigada de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional en Madrid que varias de sus ex compañeras querían abandonar el convento, pero no podían, de modo que se abrió una investigación que el pasado viernes acabó en el Juzgado de Instrucción número 1 de Santiago de Compostela y ahora está judicializado por los delitos de detención ilegal, contra la integridad moral, amenazas y coacciones.
El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha confirmado que la jueza Ana López-Suevos recibió un atestado de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras y autorizó un dispositivo para comprobar el sábado si las monjas vivían en el convento por voluntad propia. Miembros de la Brigada de Extranjería y Fronteras y una comisión judicial acudieron a las instalaciones religiosas con cinco citaciones en la mano dirigidas a cinco religiosas sobre las que se había centrado la investigación y a las que la jueza pedía que se personasen en dependencias policiales para tomarles declaración.
Ya en la Comisaría, tres de las mujeres indicaron que no deseaban volver a ingresar en el convento, manifestando su deseo de abandonarlo. Las otras dos indicaron que querían continuar su camino en religioso en el interior del convento.
La investigación se amplía
El juzgado investiga estos hechos, por los que, hasta el momento, no ha sido detenida ninguna persona ni ha sido nadie citado a declarar, pero la investigación es ya más amplia y se centra en otras dos mujeres de la India con permiso de residencia que fueran deportadas en 2011. Tratan de averiguar el motivo de sea deportación.
Eldiario.es publica extractos de un auto de la juez de Santiago Ana López-Suevos en el que recoge cómo vivían las mujeres antes de su rescate, "en condiciones de casi esclavitud", desde que llegaron al convento a finales de los años 90. A pesar de que "hace meses" que pidieron salir, la madre superiora no les dejaba y las amenazaba asegurando que estaban irregulares en España.
Fuentes policiales han confirmado que no era cierto que estuviesen en situación irregular, sino que todas tenían permiso de residencia en España después de tantos años trabajando en el convento. Ahora investiga si tenían acceso a esa documentación para poder salir del centro libremente, pues el Arzobispado asegura que nadie las tenía retenidas, pero tanto ellas como la ex religiosa que denunció declararon que no contaban con documentación a su alcance.
El Arzobispado habla de una crisis de fe
El Arzobispado de Santiago ha rechazado todas las acusaciones que se están formulando sobre la Orden religiosa de las Mercedarias, alegando que "en ningún momento ha habido detención ilegal ni retirada de pasaporte ni violencia", sino que se trata de tres monjas que tenían una crisis de vocación y habían solicitado dejar la vida religiosa. El procedimiento canónico, que es complicado, estaba en proceso cuando el sábado la comisión judicial se presentó en el convento para pedir que cinco religiosas les acompañasen para tomarles declaración.
Las religiosas ya habían iniciado el pasado verano "un proceso de discernimiento" y en enero comunicaron a su superiora que querían dejar la comunidad, de modo que se estaba tramitando la solicitud. El 21 de enero se concluyó la documentación que debía ser enviada a la Santa Sede para que dé el visto bueno a la exclaustración y dispensa de votos y se preveía que el proceso tardaría un mes. Durante la espera, aseguran que ninguna solicitó abandonar la comunidad antes de concluir esos trámites.
Según la institución religiosa, la monja que ahora ha destapado los hechos con su denuncia decidió abandonar la comunidad hace dos años tras una estancia en su país de origen y el 31 de marzo ella misma firmó el rescripto emitido por la Santa Sede con su exclaustración y dispensa de votos. En el caso de las religiosas liberadas esta semana por la Policía, indican que dos viajaron hace un año y medio a su país para ver a sus familias durante dos meses y "regresaron libre y voluntariamente al convento", lo que confirmaría que no estaban retenidas contra su deseo.
Fuentes del Arzobispado añadieron que de las cinco religiosas a la que citó el sábado el juzgado, dos "pidieron libre y voluntariamente volver al convento" y las otras tres quedaron en una casa de acogida a disposición del juzgado. Según la información que facilitan, la familia de una de ellas contactó desde la India con la Policía para denunciar que había una situación irregular, pero no es así, sino que estaba tramitándose su solicitud de abandonar la vida religiosa y, de hecho, aclaran que el pasado verano alguna de esas religiosas incluso salió de España para ir a su país a visitar a su familia, cuando "si estuviesen en contra de su voluntad, no habrían vuelto". Sin embargo, en el convento tan sólo hay dos juegos de llaves a los que no tienen acceso y, al ser de clausura, no tenían contacto con nadie del exterior.