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Somos chavistas pero no somos estúpidos Por: Jesús Silva R.

Jesús Silva R.



Enhorabuena el Presidente Nicolás Maduro ha reconocido la prepotencia y el sectarismo que afecta a la dirigencia del gobierno y el PSUV. Esto podría ser el primer paso hacia la rectificación y salvación del Chavismo.
En efecto hay que advertir los errores del gobierno hasta agotar la ultima posibilidad de rectificación antes de que una nueva derrota electoral en 2016 le ponga final al romántico sueño socialista de una Venezuela sin pobres ni excluidos.
La situación es muy clara: somos chavistas pero no somos idiotas.
Las cosas no van bien en la Patria, la economía empeora, el burocratismo engreído se consolida y la conflictividad institucional aumenta; por eso la oportunidad de corregir el rumbo se nos acabará en meses.
Que números tan hermosos eran aquellos cuando en diciembre 2012, Hugo Chávez fue reelecto Presidente de Venezuela con nada más y nada menos que 8.191.132 votos lo que significó un 55,07% de los votantes frente a su contrincante Henrique Capriles quien obtuvo 6.591.304 lo cual se tradujo en 44,31% de quienes sufragaron.
Actualmente el gobierno no tiene esa cantidad de votos. Decir que esos abstencionistas siguen siendo del chavismo es como dejar a la esposa pasar varias noches durmiendo fuera de casa pero confiar en que ella no anda haciendo nada malo y que pronto volverá, santa e inmaculada.
Pero como de costumbre, no faltarán los jalamecates histéricos protegiendo sus cargos públicos (y no a la Patria) diciendo que los pocos Quijotes del chavismo que escribimos "autocrítica revolucionaria" somos culpables de la merma electoral chavista en 2015 pues en vez de andar criticando deberíamos mordernos la lengua y aplaudir como hacen los oportunistas asalariados del PetroEstado.
Otros más insensatos dirán que la culpa es del pueblo malagradecido que no supo valorar todo lo mucho que se le ha dado. Pero tales argumentos son ejemplos del mundo al revés.
Lo cierto es que la campaña electoral del "Como Sea" fue un error garrafal. Pido que no se repita. Revisemos algunos ejemplos:
En la intimidad, el marido abraza a su mujer. Él dice: "mi amor, déjame entrar". Ella dice: "Desde hace un mes te dije que quería mi nevera llena y sigue vacía". Él dice: "No importa, yo quiero entrar como sea". La mujer se divorcia.
Un estudiante quiere ingresar a la academia militar pero raspa el examen físico de admisión. El estudiante dice: "Quiero llegar a ser un general". El oficial le responde: "No hiciste los ejercicios correctamente para ingresar". El estudiante replica: "No importa, yo quiero ingresar como sea". El estudiante es desalojado de la academia por la fuerza.
Un boxeador sube al ring con sobrepeso. Su entrenador le dice: "Es mejor cancelar esta pelea, no cumpliste con el entrenamiento y estás demasiado gordo para pelear. El boxeador insiste: "Déjame tranquilo que yo voy a ganar como sea". El boxeador es noqueado en el primer round de la pelea.
Un alcohólico en pleno estado de embriaguez toma el volante de su vehículo. Sus amigos le dicen: "Eduardo no manejes, estás muy borracho". El alcohólico: "Váyanse de aquí, HDP, yo no estoy borracho. Yo puedo manejar como sea". El alcohólico se estrella en la carretera y muere instantáneamente.
Una dirigencia política enfrenta una terrible crisis económica pero no la resuelve. Sus aliados le dicen: "Vamos a trabajar juntos para resolver la crisis". La dirigencia responde: "Cállense la boca, traidores. Aquí no hay crisis. El pueblo sabe que nosotros somos sus salvadores y votarán por nosotros como sea". Los aliados replican: "Hay escasez, inflación, colas, especulación, la gente anda brava y exige soluciones. Podemos perder las elecciones" La Dirigencia sentencia: "Ustedes son contrarrevolucionarios que no aceptan nuestro liderazgo, nuestra propaganda hará entender al pueblo que deben castigar al Imperialismo y a la Burguesía por estos pequeños problemas económicos temporales". La Dirigencia pierde las elecciones por paliza y la oposición conquista mayoría calificada en la Asamblea Nacional.
Pero basta de sátiras y cerremos el fatídico año electoral 2015 con un análisis constructivo, serio y propositivo que contribuya a reparar los daños, como dicen los gringos "let's do damage control", o sea, hagamos control de daños.
El 06-12-2015 la oposición logró 7.707.422 votos mientras que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) apenas alcanzó 5.599.025 votos. Lo anterior se traduce en una ventaja mayor a los dos millones de votos y le dio no sólo el triunfo electoral a la oposición en la Asamblea Nacional sino adicionalmente una mayoría calificada de 112 diputados contra 55 socialistas.
Pocos días antes de las elecciones legislativas del 6 de diciembre de 2015, desde la televisión de Venezuela analizamos el panorama electoral y sus probables consecuencias, sobre todo como estudiosos del Derecho Constitucional. Dijimos que la probable victoria de la oposición podía generar un "Guerra Constitucional", lo que significaba un enfrentamiento del Poder Legislativo o Asamblea Nacional en manos de la oposición en contra del Poder Ejecutivo encabezado por el Presidente Nicolás Maduro. Ver video:
https://www.youtube.com/embed/gDTLk4SbD3I
Ahora que la victoria opositora se ha confirmado, ratificamos con preocupación que en 2016 están abiertos los escenarios de consulta electoral y ello pudiera desencadenar cambios radicales en el poder político.
Por ejemplo, un referéndum revocatorio contra el Presidente o el llamado a una Asamblea Constituyente, esta última puede ser convocada por dos tercios de los diputados del parlamento que ahora pertenecen a la oposición.
La viabilidad de estos escenarios dependerá de los niveles de apoyo popular que tenga cada bloque político en 2016 y más allá, pero como explicaremos más adelante, la cuestión económica será decisiva.
Hasta el momento la inmensa mayoría de los antiimperialistas venezolanos parecemos entender la urgencia de atender la economía pues son frecuentes los llamados a reunificar las fuerzas políticas en tareas económicas a fin de evitar que el Imperio estadounidense imponga en Venezuela un nuevo gobierno que sea sirviente a sus intereses, tal como ocurriría si el dirigente opositor Leopoldo López u otro testaferro semejante llegara a la presidencia.
Grandes dificultades económicas sentenciaron las elecciones legislativas porque Venezuela padece escasez de alimentos, medicamentos y otros productos esenciales, así como inflación económica y devaluación de la moneda nacional. Esta crisis tuvo un impacto inevitable en las elecciones.
Horas antes del evento electoral conversamos con el intelectual venezolano y periodista de televisión nacional, Manuel Felipe Sierra, un personaje de voz crítica quien no vaciló en afirmar que el triunfo sería del "voto castigo" contra el gobierno debido a la negativa situación económica. También nos habló de la observación internacional como mecanismo de presión contra el país. Ver video:
https://www.youtube.com/embed/sdaCyULWDJc
En efecto, mientras que los partidarios de la oposición se presentaron con niveles de participación tradicional durante los últimos años, los chavistas o socialistas venezolanos estuvimos por debajo de nuestro promedio de votantes en comparación a las elecciones presidenciales de 2012 donde Hugo Chávez resultó triunfante con amplia ventaja.
Repetimos, en 2015 la oposición logró 7.707.422 votos mientras que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) apenas alcanzó 5.599.025 votos. Lo anterior se traduce en una ventaja mayor a los dos millones de votos y le dio no sólo el triunfo electoral a la oposición en la Asamblea Nacional sino adicionalmente una mayoría calificada de 112 diputados contra 55 socialistas.
Como episodio positivo podemos resaltar que el acompañamiento de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) fue exitoso durante una fiesta electoral sin tropiezos. Internacionalmente fue derrotada la campaña mundial de propaganda que hizo creer a muchos que el gobierno venezolano no reconocería una victoria de la oposición; igualmente fueron desmentidos quienes decían que el sistema electoral venezolano sería manipulado a favor del gobierno.
Prevaleció un comportamiento pacífico de los dirigentes políticos revolucionarios llamando a sus millones de seguidores a mantener la calma y respetar los resultados.
En cuanto al análisis político interno, el Presidente Maduro fue tajante al señalar que el resultado adverso era consecuencia de una "Guerra Económica" promovida por la oposición venezolana donde participan empresas privadas que han reducido su actividad económica para causar malestar en la población. Maduro culpa al Gobierno de Estados Unidos de América en esa "Guerra Económica" contra Venezuela.
No obstante la oposición niega la existencia de tal guerra y subraya que se trata de retórica creada por Maduro para evadir su responsabilidad por su administración económica. Dicen los dirigentes opositores, que el modelo socialista venezolano ha forzado la quiebra de la economía privada al imponer regulaciones de precios y otras medidas erróneas que espantan la inversión empresarial.
Algunos acusan al gobierno de expropiar miles de empresas y luego no ser capaz de administrarlas con eficiencia y alta productividad. Aseveran que Maduro viola el derecho a la propiedad privada y genera escasez de alimentos y medicinas en perjuicio del propio pueblo venezolano.
Todo indica que la oposición venezolana pretende un retorno al capitalismo neoliberal (libertad económica total para empresarios) con la promesa de que sólo así volverá a existir abundancia de productos y podrán los venezolanos recuperar el bienestar perdido.
En este contexto la Mesa de la Unidad Democrática (alianza que agrupa a los partidos antichavistas) manifiesta que la victoria del empresario millonario Mauricio Macri como nuevo presidente de Argentina revela que los pueblos de América Latina están cansados de gobiernos de izquierda que no son capaces de satisfacer las necesidades económicas y sociales de los ciudadanos.
Desde nuestra óptica como estudiosos de los acontecimientos políticos e internacionales, consideramos que dos discursos se enfrentaron en las elecciones legislativas venezolanas, por un lado el del gobierno de Maduro denunciando la "Guerra Económica"; por el otro el de la oposición nacional apoyada por EEUU planteando el "fracaso económico del socialismo venezolano".
Con pragmatismo los resultados electorales obligan al gobierno a trabajar con énfasis para resolver la crisis económica que padece Venezuela, independientemente de la identidad o clase social de los promotores de esta mala situación o que la misma pueda recibir el nombre de "Guerra Económica" impulsada por la burguesía nacional, la oposición venezolana y/o el Imperialismo de EEUU. Nótese que millones de venezolanos, chavista y no chavistas, pudieran no estar interesados en si la guerra existe yo simplemente reclaman soluciones prácticas e impostergables.
Los actuales problemas económicos del país le hacen fuerte daño electoral al gobierno de Maduro y favorecen a la oposición, eso lo expresa claramente el resultado electoral de 2015 y de allí el peligro latente de que resultados semejantes ocurran en el futuro cercano si no se aplican correctivos o un "golpe de timón".
Varios intelectuales revolucionarios recomiendan ejercitar la autocrítica revolucionaria y la rectificación oportuna, sobremanera llaman a una mayor unidad entre militantes socialistas y concentrar esfuerzos en promover un socialismo eficiente en lo económico con capacidad para generar bienes y servicios para abastecer al pueblo venezolano.
Muchos chavistas proponen reforzar la política de alianzas, exigen más democracia interna, más dirección colectiva, más espacios para el debate, mayor combate contra el burocratismo y la corrupción. El reto es recuperar el apoyo político y electoral de los millones de simpatizantes del Chavismo que no votaron este año. Una frase lo resume todo: Con crisis económica y sectarismo, a ningún gobierno le va bien en elecciones.