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EE.UU. quería una segunda vuelta de las elecciones en Haití, pero el pueblo se opuso

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Por FRANCES ROBLES  / Resumen Latinoamericano /New York Times /  .-  PORT AU PRINCE, HAITÍ: después de gastar más de 33 millones de dólares en una elección ampliamente desacreditada en Haití los EEUU han estado presionando a los líderes del país para llevar adelante las elecciones de segunda vuelta este domingo. Esto a pesar de un coro creciente de advertencias de que las votaciones podrían desencadenar una explosión de violencia.
Los líderes haitianos, los partidos políticos y otros han denunciado que la primera vuelta de las elecciones en octubre fueron un fiasco lleno de corrupción y han protestado en las calles para detener la segunda vuelta. Uno de los dos candidatos ha dicho que boicoteará la votación, transformándola en una carrera de un solo corredor.
El presidente Michel J. Martelly acudió a los medios electrónicos para advertir que no se tolerarán las protestas el día de las elecciones. Líderes cívicos, de los negocios y religiosos están llevando adelante tensas negociaciones detrás de bambalinas intentando llegar a un acuerdo para evitar la violencia y postergar la votación. Ocho organizaciones de observadores se han retirado en base a las acusaciones de fraude y el caos, incluyendo un grupo haitiano financiado por los EEUU.
Pero la administración Obama, que gastó el dinero para ayudar a asegurar unas elecciones “creíbles, inclusivas y legítimas” ha emergido como una fuerza central, presionando a los políticos haitianos para que lleven adelante las elecciones, sin importar cuan torcidas hayan podido ser las de primera vuelta.
“¿La razón de que los diplomáticos americanos estén apoyando a la elección es para no perder los 33 millones de dólares?” pregunta Gédéon Jean, un abogado de derechos humanos que integró una comisión especial reunida para analizar las elecciones de octubre.
Temiendo un vacío de poder si no se elige un presidente y convencido de que las acusaciones de fraude son exageradas, los EEUU y otros socios internacionales dicen que realizar las elecciones es esencial para preservar el orden democrático.
“Llevar adelante el calendario electoral tal cual determina la constitución haitiana evitará caer en una crisis a causa de un gobierno de facto extra constitucional” dice el segundo asistente del Secretario de Estado Kenneth H. Merten, que sirve como coordinador especial para Haití.
La respuesta de la administración Obama contrasta fuertemente con la posición que tomó en 2010 cuando los EEUU estaban tan abrumados por el fraude electoral masivo que Hillary Clinton, la secretaria de estado en esa época, voló a Haití para presionar a los dirigentes para que cambiaran los resultados. El Sr. Martelly fue empujado hacia arriba en los resultados electorales para que pudiera competir en la segunda vuelta.
“La hipocresía entre lo de 2010 y lo de 2015 es bien notable” dice Jake Johnston, un investigador del Centro para la investigación económica y política en Washington. “un presupuesto para las elecciones de 30 millones de dólares, sólo de los EEUU, y la posibilidad de que el gobierno sea visto, como mínimo, como ilegítimo debe calificar como un despilfarro.”
El enorme papel internacional en las elecciones haitianas (se gastan millones tanto en campañas de servicio público y autos de policía cuanto en esfuerzos para que más mujeres compitan y personas discapacitadas voten) subrayan las dificultades para construir la democracia en una nación que durante mucho tiempo ha estado desgarrada por dictaduras, corrupción y enfrentamientos políticos.
Las elecciones son un emprendimiento tan enorme porque cientos de circuitos electorales estaban sin ocupar en todo el país. Haití ha transcurrido varios años sin elecciones a causa de duras batallas políticas, dejando al Sr. Martelly gobernar por decreto.
La primera vuelta de las elecciones legislativas se produjo en agosto, pero la policía no intervino cuando delincuentes armados impidieron funcionar los circuitos electorales. Tanto los policías como los manifestantes utilizaron armas de fuego y gas lacrimógeno para dispersar votantes y permitir que las urnas fueran rellenadas, de acuerdo a un informe de la Red Nacional para la Defensa de los Derechos Humanos, un grupo cívico importante aquí.
Dos meses después se llevó a cabo una segunda vuelta legislativa, junto a una primera vuelta presidencial en la cual participaron 54 candidatos. Para vigilar los circuitos electorales el Consejo Electoral Provisional acreditó delegados partidarios, permitiéndoles emitir votos fuera de sus circuitos prefijados.
El resultado fue un campo libre, según afirman grupos de derechos humanos. Las acreditaciones fueron vendidas y fotocopiadas permitiendo a los delegados votar en múltiples circuitos.
“Vi a dos equipos entrar a los circuitos por turnos, y a cada equipo votar dos veces” dice Édouard Paultre, un observador del Consejo de las organizaciones no gubernamentales haitianas. “Estoy convencido de que el sistema se implementó para facilitar el fraude”.
Se distribuyeron unas 900.000 acreditaciones y sólo votaron 1,5 millones en todo el país, lo que significa que operadores partidarios emitieron una parte muy grande de los votos.
Maxime J. Rony, un abogado contratado por un colegio de abogados local para representar residentes indigentes que fueron arrestados el día de la elección en octubre dijo que ha entrevistado delegados electorales detenidos que pertenecían al partido de gobierno pero se les encontraron acreditaciones de otros partidos políticos. El Sr. Rony se sorprendió cuando varios de sus clientes llamaron a políticos influyentes para que pagaran la multa de 175 dólares; una fortuna para la mayoría de los haitianos.
“Votaron más de una vez, se pagaron rápidamente sus multas y fueron liberados de prisión, todos ellos”, dijo el Sr. Rony.
Jovenel Moïse, un virtual desconocido que es el candidato elegido a dedo por el Sr. Martelly salió oficialmente primero con 32,8% del voto.
Jude Célestin, un ex funcionario públco que fue expulsado de la carrera electoral en 2010 después del fraude electoral, fue segundo con 25%.
Los candidatos que perdieron dicen que no pudieron obtener una mayoría ni siquiera en sus propios bastiones electorales.
“Realmente no se quien entró primero o quien lo hizo en el lugar 54” dice Edmonde Supplice Beauzile un candidato presidencial que boicoteó las elecciones de octubre después del fraude en agosto.
Jude Célestin que entró segundo en la primera vuelta con 25% está boicoteando la segunda vuelta. “Quiero participar de las elecciones, pero no en estas condiciones”, dijo. “Quiero participar en elecciones, no en una selección”
Un candidato legislativo, Gerald Jean, conservó, incluso, recibos de las coimas que pagó.
Cuando un candidato rival cuestionó su victoria en las urnas, dijo el Sr. Jean, algunos miembros del Consejo superior electoral comenzaron a su vez a pedir coimas.
El precio extorsimo ascendió a 24.900 dólares, dijo, pero los jueces de todas formas resolvieron en su contra cuando otro oferente pagó más. Por lo cual el Sr. Jean hizo públicos los recibos de depósitos bancarios para probar la denuncia. Esto originó un escándalo nacional que llevó a la renuncia de dos funcionarios jerárquicos del Consejo electoral.
“Esas elecciones fueron una basura” dijo el Sr. Jean.
Una comisión del gobierno designada para revisar la elección examinó una muestra de los registros de votación y encontró que sólo el 8% no tenían errores. El 30% mostraron votantes que no aparecían en las listas de votación y cerca de la mitad contenían votantes que habían presentado un número de identificación incorrecto.
La Organización de Estados Americanos que afirmó haber llevado a cabo un método científico riguroso de conteo rápido respaldó el resultado.
“Llegamos a la conclusión de que a pesar de las irregularidades y de que el proceso podría haber sido significativamente mejor los resultados de los dos que deberían pasar a la segunda vuelta no hubieran cambiado”, dijo Gerardo Delcaza, director del Departamento de Cooperación y observación electorales.
Un oficial de EEUU que monitoreó la competencia dijo que ese país pagó 1.700 observadores que no vieron los problemas detectados por los grupos de derechos civiles haitianos.
“No afirmamos que no tuvieron lugar, sólo que nosotros no los vimos” dijo el funcionario que habló bajo condición de anonimato. Cuando preguntamos “¿como es posible que nuestros 1.700 funcionarios no vieron esto?”, la respuesta fue: “Ustedes no lo vieron; está bien. ¿tienen pruebas, tienen fotos del asunto siendo llevado a cabo?
Los diplomáticos de EEUU han sido ampliamente criticados aquí, sin embargo, porque hablaron en la radio haitiana apoyando la elección de octubre mientras la Comisión de verificación aún no había terminado su trabajo. Entonces el Comité electoral nacional anunció la fecha de 24 de enero mientras funcionarios de alto rango del Departamento de Estado visitaban Haití.
Algunos expertos se preguntaban si era posible que los funcionarios de EEUU estaban preocupados por tener que ir a declarar frente al Congreso acerca del dinero gastado en un proceso tan fallido.
Los EEUU gastaron millones en luces portátiles sobre postes y reparaciones de vehículos. Además donaron unos 17 millones de dólares a los fondos de Naciones Unidas para ayudar a llevar adelante la elección.
Muchos observadores internacionales notaron que los circuitos electorales estaban bien equipados, comenzaron en hora y estaban mayoritariamente tranquilos en la primera rueda de elección presidencial.
Haití lucha aún para reconstruir su destruida capital y una democracia inestable. Los EEUU han gastado 3,5 millardos de dólares desde el devastador terremoto de hace 6 años y han prometido un millardo más.
Ahora que el Sr. Célestin está boicoteando la segunda vuelta contó que varios diplomáticos de EEUU se han reunido con él al menos una docena de veces alentándolo para participar de la carrera debido a que están preocupados porque el mandato del actual presidente expira el 7 de febrero y no hay reemplazo. Se genera así un vació de poder.
La oposición de aquí ha llamado para que se forme un gobierno de transición, lo cual los expertos consideran inconstitucional.
La carrera ya ha sido postpuesta una vez.
Otros piensan que si el Sr. Moïse gana una elección considerada injusta por la mayoría enfrentará una falta de legitimidad que podría resultar en violencia.
“Quiero ir a una elección, pero no en estas condiciones”, “Quiero una elección, no una selección” ha dicho el Sr. Célestin.
El candidato del partido de gobierno afirma que las acusaciones de fraude son exageradas y que la demanda por la elección de la gente es aún fuerte.
“Creo que tendremos muchos votantes ese día”, ha dicho el Sr. Moïse. “Es la democracia”.
Foto:  Una manifestación en Puerto Príncipe el martes, en contra del balotaje presidencial previsto. Crédito: Hector Retamal/Agence France-Presse — Getty Images