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Palestina: víctima favorita de los imperios

 Clodovaldo Hernández
Es bíblica. Su pueblo desciende de los filisteos mencionados en las Sagradas Escrituras. En su territorio nació nada menos que Jesús de Nazaret y, con él, una de las más grandes religiones monoteístas de la humanidad. En ese entonces, igual que una gran porción del mundo conocido, Palestina era parte del imperio Romano.

Es que ese ha sido su sino, estar sometida a los designios de los imperios: el asirio, el babilonio, el persa, el romano. Estuvo bajo el control del sultanato mameluco de Egipto y, desde el siglo XVI hasta el XX, la gobernó el imperio Otomano.
Y como los otomanos fueron de los perdedores de la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de las Naciones (antecesora de la Organización de las Naciones Unidas) le asignó a Gran Bretaña la zona de Palestina en calidad de territorio bajo su mandato. Pasó, pues, cual botín de guerra, a ser parte del imperio Británico.
Sin embargo, eso que le ocurrió después de la Primera Guerra no es nada comparado con lo que le pasó después de la Segunda. Los ganadores sentían la necesidad de recompensar al pueblo judío, la víctima más notoria y publicitada de los nazis. Experimentaban algo parecido a un complejo de culpa por el genocidio que había sufrido la etnia semita. Y Palestina terminó pagando los platos que rompió Hitler. En 1947, la ONU dividió a Palestina en dos partes casi iguales: 54% para los judíos sobrevivientes del holocausto y 46% para los palestinos.
Desde sus primeros días como EstadoIsrael mostró lo que sería: un vecino belicoso y expansionista que quiere quedarse con todo. Ya en 1948, grupos armados judíos comenzaron a apoderarse de numerosos espacios mediante operaciones muy violentas contra las aldeas palestinas. Fue, según el historiador israelí Ilan Pappé, un trabajo de limpieza étnica.
La política de expulsión de los palestinos condujo rápidamente a la declaración de guerra de las naciones árabes. Armado hasta los dientes por Estados Unidos y Europa, Israel ganó esa confrontación y se apoderó de 78% del territorio palestino. Los desplazados nunca han podido regresar a sus tierras, a pesar deque la ONU dio la orden de hacerlo.
En 1967, tras una segunda guerra árabe-israelí (conocida como Guerra de los Seis Días), Israel hizo caída y mesa limpia. Se enfrentó con una coalición formada por Siria, Jordania, Irak y la República Árabe Unida (Egipto) y terminó apoderándose de todos los territorios, incluyendo la Franja de Gaza.
Desde esa década de los 60, la lucha palestina por recuperar su territorio y establecerse como una nación ha sido uno de los grandes temas de la prensa mundial por la violencia en que ha estado envuelto este proceso y porque el Medio Oriente es un tablero del ajedrez geopolítico. El ícono más notable de esa lucha,Yasir Arafat, se pasó la vida en batalla, primero como líder de la legendariaOrganización para la Liberación de Palestina (OLP) y luego, en 1994, con la creación de la Autoridad Nacional Palestina.
Víctima favorita de los imperios desde tiempos bíblicos, Palestina sufre la opresión genocida de un Israel envalentonado por ser el bastión de Estados Unidos en esaregión del mundo. No alcanzan las palabras para decir que su resistencia es heroica; que su determinación de luchar es, literalmente, hasta la muerte; que su empeño en seguir viviendo como pueblo desata las más hermosas solidaridades. En eso anda hoy la vieja Palestina bíblica.

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