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Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
Los gringos desarrollan un plan contra la posibilidad socialista chavista que les está dando muy buenos resultados. Es importante estudiarlo, intentar predecir sus próximos pasos. Veamos.
El objetivo es muy claro, acabar con la amenaza socialista, no importa cómo ni con quién; no es simplemente tumbar al Presidente Maduro, es impedir que el Socialismo avance. Para esto tienen dos caminos: uno, el de Chile, golpe cruento, terapia de choque, que la masa quede aturdida por cien años y no pueda pasar más allá de una concertación; dos, desgaste suave, ahorcamiento lento, obligar al gobierno a desconocerse, a desdibujarse, a que pierda fuerza, a convertirlo en un espectro de sí mismo, un sarcasmo, y en esas condiciones la vía de la democracia burguesa (las elecciones) será la estocada del Socialismo.
Esta segunda forma, más refinada, más lenta, pero la que les ahorra más conflictos políticos, la internacionalmente intachable, la usan contra Venezuela. Veamos un rápido esquema.
El primer paso y el más difícil fue el asesinato del líder. En más de un siglo de enfrentamientos con la posibilidad socialista, los reaccionarios comprendieron que el líder de un movimiento insurreccional es el principal objetivo, caído el conductor aumentan las posibilidades de derrotar la Revolución. Contra el líder enfilan sus mejores armas, desde la seducción hasta el asesinato, no descuidando el linchamiento moral. No fueron por azar los más de seiscientos atentados contra Fidel Castro, o el asesinato de Fabricio, de Américo Silva, ni el de Allende.
Cumplido el primer requisito, asesinado el Comandante, mueven las piezas restauradoras, los socialdemócratas, y no permiten que el asesinato se politice, que haya culpables, causas, todo “fue natural”. De esta manera, se cumple el segundo paso: sumergir al gobierno en la legalidad burguesa, en la lógica del capital.
Tercer paso, ya con un alto porcentaje de triunfo: dejar que la legalidad burguesa, la lógica del capital, haga su trabajo. Así se inician conversaciones con los altos empresarios, cisneros y mendoza entran al palacio.
El cuarto paso es acelerar y fortalecer el corrimiento hacia la socialdemocracia, le ponen presión al gobierno para que justifique la conciliación, surgen así las guarimbas que tienen como objetivo quebrar la voluntad socialista del gobierno, y lo consiguen. A partir de la guarimba se impone la conciliación, los llamados a diálogo, capriles entra a Miraflores, las manos son extendidas a los empresarios, llueven los dólares y las promesas: “las fuerzas productivas subirán”, “habrá riquezas que repartir”, el capitalismo no es malo, “lo necesitamos para construir el Socialismo”.
Quinto paso, los burgueses deben sacar el dinero del país, no cumplen las promesas, “que la economía cruja”. La corrupción grande es facilitada, el sistema financiero internacional recibe los capitales de la corrupción, cuando llegue el momento los denunciará, tienen en ellos unos agentes. El chantaje ha sido un arma política desde las cavernas.
Sexto paso, amenazas de todo tipo: golpe, guerra, declaraciones. Allí entra la oligarquía internacional, unasur, mercosur, china, rusia, que en un gesto de “apoyo” al gobierno invita a la concertación, estimula el capitalismo, el pacto de punto fijo ya superado el 4 de febrero.
Séptimo paso, con una amenaza bélica que lo ubica en el dilema de perder votos con la guerra, tener que ir a elecciones por su carácter democrático burgués y la presión internacional, al gobierno no le queda otra -atrapado en la lógica del capital que tanto nos advirtió Chávez- que continuar el corrimiento hacia la democracia burguesa: ir al diálogo con la oposición como lo piden los gringos, y para eso debe liberar a los presos, a leopoldo; esa será ya la última cucharada del veneno.
Octavo paso, de aquí en adelante, pase lo que pase, el Socialismo habrá muerto...
Hay que develar el plan gringo, regresar al paso uno, politizar el asesinato de Chávez, y como diría Fabricio: abandonar el campo socialdemócrata y volver al campo Socialista, revolucionario.
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